César Sampaio, en A Coruña: «El Deportivo es parte de mi vida»

TORRE DE MARATHÓN

P. B.

El brasileño visitó la ciudad deportiva e irá al partido de este sábado: «Traigo energía positiva para todo el futuro que hay por delante»

07 dic 2024 . Actualizado a las 12:07 h.

César Sampaio (Sao Paulo, 1968) escribió al lado de Mauro Silva, Fran, Scaloni y Manuel Pablo algunos de los mayores éxitos de la historia del Deportivo. Llegó en el 2000, recién conquistado el título de Liga, ganó la Supercopa, y uno de sus partidos más recordados como blanquiazul fue aquella visita al Juventus en la Champions, cuando el trivote formado por Mauro, Émerson y él mismo desquició a Zidane, que fue expulsado. Sampaio alcanzó los mil minutos de juego en un equipo que por aquellos días remontó al PSG en Riazor, pero las lesiones lo persiguieron y, al inicio de la temporada siguiente, regresó al Palmeiras.

—¿Cómo ha sido su visita a la ciudad deportiva de Abegondo?

—Estoy muy sorprendido, creo que fuimos mis compañeros y yo los que empezamos aquí en la ciudad deportiva, y hoy es una realidad. Es una película que vuelve a mi mente. Yo vivía en A Zapateira y venía todos los días. Me tocó sufrir varias lesiones y pasé mucho tiempo acá. Pero hay que pensar en grande. Hoy el fútbol necesita de esta infraestructura de preparación y soporte para que las cosas en el campo salgan bien. Es un proceso de transformación.

—Ha cambiado muchísimo respecto a su época.

—Si no tengo a alguien para que me la enseñe, pasaba de largo con el coche. No me parecía este sitio (se ríe). Estoy muy contento, porque el Deportivo es parte de mi vida, de mi familia, de mis grandes momentos en el fútbol. Formé parte de una generación que estuvimos por delante en la Champions, en la Copa, en la Liga, y traigo buenas energías para los futbolistas actuales y para los aficionados, para que todo eso traiga fuerza y recuperar los grandes momentos de la historia del Dépor.

—Aquellos jugadores y usted habitan para siempre en el corazón de los aficionados.

—Sí, y Bebeto, Rivaldo, Flavio, Luizao,… Brasil tiene una parte de su corazón en Galicia, principalmente en el Dépor, asociada a grandes conquistas y grandes momentos. Traigo buenas energías para recuperar esos grandes momentos. El fútbol no conoce ninguna patria. Muchas veces nos toca estar distantes de personas importantes, pero cuando nos reencontramos, como ahora con Manuel Pablo, vuelven muchos recuerdos. Lo mismo que con Donato, que también he estado con él, y es como si reviviésemos una película. Es la vida. Cuando empecé a jugar escuchaba historias de los veteranos, que cuando se reencontraban quedaban emocionados. Y ahora me está pasando a mí. Soy mayor ya (se ríe). Estoy impresionado con todo lo que he visto aquí, pero con una energía positiva para todo el futuro que hay por delante.

—¿A qué se dedica ahora?

—Hasta octubre estuve como asistente técnico de Tite en el Flamengo y, antes, en la selección nacional de Brasil durante cuatro años, incluido el último Mundial. Ahora estoy aquí, visitando Galicia con unos amigos. Me llamó Donato, he venido acá y me invitaron para conocer la ciudad deportiva, que empezamos todos juntos, pero no creía que iba a ser lo que es hoy.

—Ya había estado con responsables del club cuando viajaron a Brasil hace unos meses.

—Sí, estuvieron en la Federación Paulista con Mauro. Ellos tenían un evento de Abanca, porque ahora el fútbol brasileño también está en una transformación de clubes a empresas —aquí en Europa les llaman las sociedades anónimas deportivas (SAD)— por culpa de los problemas económicos de muchos equipos. Nos encontramos allí y fue muy importante. Yo tengo un proyecto social desde hace 25 o 30 años, porque salí de la calle y el fútbol transformó mi vida. Lo tenía con Rivaldo. Después, cada uno fue para un lado distinto, pero yo sigo allí. Ellos lo conocieron cuando estuvieron en Brasil para ese encuentro de las SAD. Y me invitaron a venir. Yo tenía marcado para ir a Madrid y tuve la oportunidad de venir y conocer esto, que está muy bien. Aún en transformación, pero en una gran transformación.

—¿Va a ir al partido de este sábado?

—Sí, estaré en Riazor. Será un encuentro importante para nosotros. Voy a ir y espero que la afición esté fuerte y con confianza para ver un gran juego y una gran victoria.

«Mauro me habla del equipo, que lo sigue más próximo»

El exdeportivista se acuerda con mucho cariño a todas las personas que lo arroparon durante su estancia en A Coruña. ¡Y hasta de la comida!

—¿Ha seguido al Deportivo en estos últimos años?

—Sí, no muy próximo, porque el calendario en Brasil es muy exigente. Cuando estaba trabajando en la selección y en el club era imposible, porque había tres partidos por semana. Además, los asistentes técnicos también preparamos los entrenamientos para los que no juegan o disputan menos minutos. Pero siempre estuve atento por medio de Mauro. Él me actualiza del Dépor, que lo sigue más próximo.

—¿Tiene un grupo de Whatsapp con sus excompañeros?

—No, eso no, pero sí Mauro me llamaba y me decía: «No va bien». Siempre me actualizaba. Y Scaloni lo mismo. Hace año y pico Brasil jugó contra Argentina. Después del partido, hablé con Scaloni y recordamos nuestros momentos en el Deportivo. Por eso, digo que en mi vida allá donde voy el Dépor siempre está. Fue poco tiempo, porque me tocaron las lesiones, pero fue intenso y victorioso. Cuando me acuerdo del Dépor me pasan por la mente conquistas importantes.

—¿Cuál es su recuerdo más bonito de aquella etapa que pasó en el club?

—La identificación de la afición con nosotros. Todos —porque aquí había de Camerún (Songo'o), Países Bajos (Makaay), Uruguay (Pandiani),… teníamos un pequeño mundo aquí—, pero sobre todo los brasileños, en Galicia teníamos una química muy especial. Fue muy bonito. ¡Y los partidos contra el Celta! Todos debíamos estar preparados para jugar frente al Celta. Era una época muy buena. También me acabo de encontrar a Suso [el utillero de la primera plantilla]. Fui muy feliz aquí. Me tocaron las lesiones, pero todo lo demás fue muy bueno: el trato, los amigos, las personas, los vecinos, el barrio, las escuelas de mis hijas,... hasta los pescados y los percebes, que no he vuelto a comerlos, todo.

—¿Sueña con la oportunidad de entrenar al club en el futuro?

—Tengo algo ya encaminado en Brasil para el próximo año, así que ahora va a ser difícil, pero voy a estar siempre volviendo. El Dépor forma parte de mi vida. Vivimos un sueño. Siempre pensé en quedarme en Europa. Construí cosas en Galicia que en Brasil no he podido hacer. Este es un sitio especial, con personas que me ayudaron mucho en momentos críticos de mi vida. Me une una amistad eterna con gente de aquí. Sobre todo por esa ambición de pensar en grande. Éramos un equipo más en el mundo, pero todos nosotros pensábamos en grande. Eso hay que trasladarlo a la vida: hay que ponerse objetivos grandes para cada día estar mejor.