
Análisis de los 50 minutos finales en los que el equipo coruñés reaccionó y asedió la portería del Córdoba en pos de un triunfo que no llegó
09 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El Deportivo sumó un punto que lo acerca otro pasito más a la permanencia, pero durante más de medio partido buscó una remontada que solo se le escurrió entre los dedos por el gran momento de forma de un Córdoba que, como él, tampoco merecía un premio menor en Riazor. «Hubo quince minutos muy buenos por nuestra parte. Teníamos ganas de llevarnos los tres puntos. Al final nos vamos con uno, pero siempre está bien sumar», reconoció al final del encuentro Yeremay, de nuevo destacado en la tormenta que él y sus compañeros desataron sobre el rival. Estas fueron las bases en que el Dépor asentó un empate con cimientos de victoria.
En busca de la remontada liderados por Yeremay
El Deportivo generó dos remates, uno bloqueado a Zakaria y el cabezazo alto de Pablo Vázquez, en los primeros 42 minutos, pero doce en los 52 restantes (90 más 4 de prolongación), con especial protagonismo de Yeremay, autor de tres disparos, quizá los más claros de su equipo. Entre estos figura el que suscitó el gol de Zakaria, en el que el canterano reconoció luego que no había centrado, sino que era un chut (desviado, eso sí, que su compañero empujó a la red). El aluvión blanquiazul disfrutó de su momento álgido en once minutos de la segunda parte, entre el 56 y el 67, cuando los coruñeses remataron nada menos que ocho veces, igualaron el gol del Córdoba y hasta acariciaron la remontada impulsados por su irreductible afición.
El extremo canario protagonizó, además, un dato difícil para un atacante: acabó el partido con un 89 % de seguridad en el pase. Solo erró tres de las 27 entregas que realizó. La dificultad fue máxima para el canterano, que ejecutó muchas de estas acciones fuertemente marcado o rodeado de contrarios. En esta faceta también brilló José Ángel, que únicamente falló cuatro de los 44 pases que intentó.
Zakaria, un delantero con trabajo, movilidad... y peligro
Zakaria Eddahchouri volvió a marcar en Riazor tras aquel tanto inicial contra el Almería. Si en el que había anotado en su primer partido ante la hinchada blanquiazul había demostrado una de sus principales virtudes de cara a gol, la facilidad para armar el disparo, esta vez presumió de oportunismo. No se conformó con seguir la jugada de Yeremay, sino que acompañó la jugada a la espalda de los defensas y se tiró al suelo para empujar a la red un disparo que, si no llega a ser por él, se hubiera perdido desviado.
El gol fue su único remate entre los tres palos, pero el delantero chutó en otras tres ocasiones, dos fuera y una bloqueada por un rival. Además, destacó en la faceta defensiva, donde ejecutó un despeje, robó un balón y cometió dos faltas. Solo José Ángel, que hizo cuatro, incurrió en más entre los blanquiazules.
El impulso generado desde el banquillo
En un partido intenso, marcado por la gran cantidad de entradas y duelos protagonizados (38, en la pasada jornada solo el Racing de Santander-Elche acabó con una cifra mayor, 41), Gilsanz sostuvo el dominio de su equipo con piernas frescas de mediocampo hacia delante. El Dépor manejó así la iniciativa hasta el pitido final y el técnico llevó a la práctica aquello que defiende: el buen trabajo que en los entrenamientos protagonizan los jugadores menos habituales.
Genreau salió para el último cuarto de hora, Hugo Rama y Diego Gómez en la recta final del choque y, ya en los minutos de prolongación, apareció Bouldini. El francoaustraliano, que perdió el segundo balón que tocó y a punto estuvo de costarle caro al Dépor, se situó cerca de Yeremay con la intención de filtrarle pases en profundidad. En esta faceta también se aplicó Rama, como en la jugada que acabó con el remate del canario que un defensa del Córdoba salvó bajo palos.