
El gol del canterano desbarata la maldición que acompañaba al Deportivo en Ferrol, donde no había ganado ni marcado en sus tres últimas visitas
29 mar 2025 . Actualizado a las 22:24 h.Era imposible que fuese otro. Yeremay dio al Deportivo los seis puntos contra el Racing. Los tres de este sábado en un abarrotado estadio de A Malata se sumaron a aquellos del inicio de Liga en el choque de Riazor, cuando también había marcado el canterano. No hay maldición ni encantamiento que pueda con su genio, ese chispazo previo a la carrera decisiva, el duelo de miradas con el guardameta y el remate cruzado a la red. Todo, en solo cuatro segundos de jugada que se mascaron en silencio en una abarrotada A Malata. Como el desenlace de una avalancha imposible de evitar. Fue su undécimo gol en una temporada de cuento, la primera que está completando en la élite.

Así llegó el final de una nefasta racha del Deportivo, que no había ganado, ni tan siquiera marcado, en los tres duelos jugados en Ferrol desde que él y el Racing compartieron la tercera categoría. Una derrota por 1-0 y dos empates sin goles, ahora enterrados por el talento de Yeremay. En una posición diferente a la habitual, pues en A Malata partió casi siempre desde la banda derecha, no habían pasado tres minutos cuando hizo un centrochut con la zurda, su pierna menos buena, al que Zakaria no llegó por un suspiro.
Poco después, en el gol, culminó con la derecha una jugada de cuatro toques del Deportivo. El corte de Tosic, la prolongación de José Ángel a Villares y el fenomenal pase filtrado de este a la carrera del 10. Su celebración, dividida en gestos: primero, los brazos abiertos; luego, la mano a la oreja; después, los dedos al cielo; al final, el beso a la grada.
Aún chutó otro par de veces, antes del descanso y después, con su equipo achicando agua en defensa, pero siempre a los guantes de Yoel. De las botas del deportivista, renovado hace solo un par de meses hasta el 2030 tras los cantos de sirena del mercado de invierno, también salió el córner que el portero del Racing, quizá cegado por el sol, introdujo en propia meta, pero el árbitro anuló. Era otra muestra de que contra el embrujo que despierta el canario no hay hechizo que valga... hasta que aparece el VAR. En este Dépor canarinho, en homenaje al país de los Mauro Silva, Bebeto y Djalminha, no hay más nada más brasileño que el talento de Yeremay.