Vera Martínez: «Con este vestuario todo es más fácil, miras a la de al lado y confías en ella, sea quien sea. Sabía que lo íbamos a conseguir»

TORRE DE MARATHÓN

ANGEL MANSO

«El rol que he tenido era algo que no me esperaba. Venía con ganas de darlo todo, dejar mi versión en el campo y que, a partir de ahí, decidieran», dice la futbolista del Dépor, que lo ha jugado todo

16 may 2025 . Actualizado a las 16:00 h.

Menos de doce meses en A Coruña y en el Dépor le han llegado de sobra a Vera Martínez (El Astillero, 1999) para sentir que está como en casa. Donde de verdad quiere estar. Hija de futbolista, decidió dejar a un lado el baile para seguir los pasos de su padre y tuvo a Munitis como primer maestro. Titular, líder y con un rol indiscutible, acaba de amarrar la permanencia en Liga F.

—Vienen de sellar la salvación. ¿Jugar con semejante presión todo el año mereció la pena?

—Mucho. El objetivo era mantener la categoría, estamos tranquilas y felices por haberlo conseguido y por el trabajo que hemos hecho. Cuando algo lo consigues así, es un sabor diferente, más rico. Es una liga complicada, con equipos muy buenos y todos los fines de semana son una guerra. Haberlo conseguido de esta manera, en casa, es un lujo.

—Los minutos finales contra el Sevilla fueron una montaña rusa: gol en contra, tanto de Bennett...

—Buscábamos puntuar, que era lo que necesitábamos. Cuando marcó el Sevilla yo decía, chicas, hay que ir con todo, a buscarlo. Mirabas alrededor, a las compañeras, a todo lo que habíamos trabajado, a la grada... Mirabas todo eso y pensabas, por nosotras y por todos ellos.

—¿Sabían cómo iban el Betis y el Valencia?

—La idea era no saber nada, pero como tuvimos el descanso más largo, sí que nos enteramos. Durante el partido, nada. Sabíamos que dependíamos de nostras. Terminar y saber que estás salvado, y poder celebrarlo de esa manera... Felices. Nos mirábamos y pensábamos que todo el trabajo había merecido la pena. Todas las horas que metemos aquí, todos los días, con sol, lluvia, granizo... Merece la pena por conseguir esto y por mantener a este club en Primera, que es donde debe estar.

—Y con más de 5.000 aficionados en Riazor.

—Para nosotras es especial que haya más gente en el estadio. Estamos encantadas de que vengan las personas que sea y de que nos apoyen. Aunque es cierto que, cuanta más gente hay, sientes a toda la grada más cerca. Nos hacen llegar a esa carrera, meter ese último pase... Nos da ese aliento de más. Ojalá Riazor estuviese lleno todos los fines de semana.

—Este ha sido su primer año en el Dépor. ¿Se lo esperaba diferente?

—Venía con muchas ganas de todo y sin saber cómo iba a ser. Venía a Liga F, al Dépor, y con muchas ganas de trabajar y de ganarme el puesto. Soñaba con algo así, jugarlo todo con mis compañeras y salvar la categoría. En julio, cuando firmé el contrato, también habría firmado esto. Venía sin expectativas y ha sido mejor de lo que me podía imaginar. El rol que he tenido era algo que no me esperaba. Venía con ganas de darlo todo, dejar mi versión el campo y que, a partir de ahí, decidieran. Gracias al trabajo y a la confianza que me han dado tanto Irene como Fran hemos conseguido que así. Ha sido una temporada de sueño.

—Ha formado una pareja consolidad con Raquel. Lo han jugado todo.

—Mi dupli. Desde el primer día hemos tenido mucho feeling tanto dentro como fuera del campo, y eso hace que nos entendamos bien, que sepamos en cada jugada qué va a hacer cada una. Es una compañera, jugadora y persona de diez. Ha sido un gran descubrimiento.

—Pese a no tener la salvación asegurada, renovó su contrato. ¿Qué le convenció?

—Estoy feliz aquí, como en casa. Y creo que, cuando algo es así, no tienes mucho que pensar. Cuando buscas un cambio es porque algo no va bien o porque necesitas algo diferente. Cuando me lo ofrecieron, tenía ganas. No tuve nada que pensar. Me siento feliz con mis compañeras, el club, la gente que tengo. Llegué y sentí todo el apoyo de toda esa gente sin casi conocerme. Niños que ya te admiran y solo te han visto 90 minutos, compañeras que te acogen como si llevase 15 años...

—A falta de un partido, ¿qué nota le pone a este año?

—No sabría dar una nota numérica como tal, pero la temporada es positiva. A nivel individual, ha sido un año bueno para mí, he podido disfrutar de todos los minutos. Ha habido mejores y peores partidos, pero el equipo ha estado muy bien, ha trabajado con una sonrisa todos los días, siempre con buena cara, con la confianza de que lo íbamos a sacar. No es fácil, porque hay momentos en los que ves que se complica, pero el trabajo, la unión y todo lo que tiene este equipo ha hecho que se de el resultado que se tenía que dar.

—No será fácil lidiar y trabajar con ese estrés diariamente.

—Es inevitable, todas mirábamos la clasificación y veíamos los partidos que quedaban y que el margen cada vez era menor. Es obvio que hay un estrés extra y una ansiedad por querer conseguirlo antes. Como equipo, creo que lo hemos intentado llevar de la mejor manera, hemos trabajado como siempre. La parcela individual, cada uno lo vive de una manera, con más o menos ansiedad.

—Habrá ayudado, y mucho, la unión del vestuario.

—Sin duda. Cuando tienes uno así todo es más fácil. Miras a la de al lado y confías en ella, sea quien sea. Sabía que lo íbamos a conseguir y por eso estaba tranquila. Tenía esa sensación. En vestuarios que están rotos es muy difícil conseguirlo. Cuando fuera del campo no hay una unión como la que tenemos nosotras, cuando eso no existe, en el campo no se da.

ANGEL MANSO

«No tenía uso de razón y ya sabía que iba a ser futbolista»

«Cuando era pequeña me apuntaron a baile, pero a mí me gustaba chutar las pelotas de fitball durante las clases», relata la defensa del Dépor, que compagina su carrera con los estudios de Psicología y que pide que ojalá pronto todas las futbolistas puedan vivir de este deporte.

—Ha estudiado Integración Social y Dietética, y ahora continúa con Psicología.

—Sí, año tras año tengo inquietud por cosas nuevas. Tenía claro que quería ser futbolista, pero era consciente de que la carrera es corta. Siempre me ha gustado estudiar, soy muy inquieta. Tenía claro que quería estudiar cosas relacionadas con la salud y el deporte. Espero seguir formándome de aquí a que termine mi carrera. Es crecimiento personal y también ayuda a tener la cabeza ocupada. Estoy terminando Psicología online y, de cara al año que viene, me gustaría formarme en otros aspectos, más dirigido a empresas, quizás.

—Su padre fue futbolista y su hermano también lo practica. Parece que sus pasos estaban escritos.

—No tenía uso de razón y ya sabía que iba a ser futbolista. En mi familia siempre hemos sido de este deporte. Para mí, ambos son una referencia, un ejemplo. Mi padre estuvo en el Racing Vilalbés y Endesa de As Pontes, y le tiene mucho cariño al Dépor y a Galicia, y ahora mucho más. Cuando tuve la oferta estuvo tan feliz como yo cuando firmé. Mi madre, a pesar de que no era lo que más le gustaba, siempre nos ha apoyado. Ahora es mi fan número uno, junto con el resto de la familia y mi pareja. Desde que yo decidí que quería dedicarme a esto me apoyaron desde el primer momento, son mi motor. Cada dos fines de semana están aquí, miro a la grada y los veo, y digo, por ellos y por mí.

—¿Cómo empezó a jugar?

—Cuando era pequeña me apuntaron a baile, pero a mí me gustaba chutar las pelotas de fitball durante las clases. Estaba deseando que terminasen para ir a ver a mi hermano entrenar. Allí cogía el balón, iba con las botitas que me ponía mi madre, y me ponía a chutar. Empecé con 9 años en el equipo de mi pueblo. Jugaba con chicos hasta que Pedro Munitis creó con el Racing un equipo B femenino. Me llamó para contarme el proyecto y para que fuese jugar. Fue como wow. A partir de los 15 años ya no podía jugar con chicos y veía cómo me carrera como futbolista se acababa ahí, así que me fui. Ni me lo pensé. Fue un gran entrenador, aprendí mucho de él.

—Aunque no hace mucho desde que empezó, se ha avanzado mucho.

—Ahora todas pueden tener referentes femeninos. Nuestra figura se va viendo y reconociendo más, son pasitos y vamos creando camino para las que vienen detrás, que vienen pisando fuerte. Los niños que vienen a vernos serán los adultos que van a enseñar al resto que las mujeres también pueden jugar al fútbol. Le van a dar mucha normalidad, y es súper importante. Cuando empecé me dedicaba a esto por amor al arte, no cobrábamos nada. Los primeros sueldos que tuve eran mínimos. Ahora ya hay un Convenio Colectivo. Ojalá algún día las cosas se igualen, ojalá, pero somos conscientes de que lleva su tiempo. Estamos en ese camino y ojalá las mujeres puedan llegar a vivir de esto como puede vivir un hombre. Decir que lo conseguimos, que podemos vivir de esto.