Reportaje | Una ciudad de retaguardia Durante la Guerra Civil, el actual colegio de los jesuitas fue un centro sanitario que atendió a soldados marroquíes y llegó a contar con una pequeña mezquita
22 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.Vigo fue durante la Guerra Civil una ciudad de retaguardia aunque también viviera acciones violentas motivadas por la presencia de los «fuxidos». La gran importancia del puerto y el peso de su industria alimentaria le otorgaron a Vigo un papel activo como suministrador del ejército. Sin embargo, también jugó la ciudad un papel sanitario importante al acoger varios hospitales militares que recibieron a los numerosos heridos que se producían en el cercano frente de Asturias. La ciudad tenía desde antiguo un hospital militar en la actual calle Pérez de Ceta, pero fue trasladada posteriormente a López Mora, en donde se sitúa ahora la comisaría de la Policía Nacional. La llegada masiva de heridos a partir del otoño de 1936 obligó a las autoridades rebeldes a abrir hospitales de evacuación en la retaguardia. El primero de estos hospitales fue el que se instaló en el Rebullón y que dirigió el comandante médico Eusebio Torrecilla. A comienzos de octubre ya recibía a los primeros 120 evacuados del frente asturiano, que llegaron en barcos procedentes del Cantábrico. Todo fue tan rápido que en este hospital se comparaba a Torrecilla con Aladino por su maravillosa capacidad para sacar un hospital de la nada. La creación no procedía de prodigios inexplicables sino de los donativos que los ciudadanos realizaban a diario. Donación de camas En noviembre de 1936, Eusebio Torrecilla comienza a preparar las instalaciones del instituto de secundaria, actual colegio de los jesuitas, para acoger un nuevo hospital de evacuación. El 17 de diciembre de 1936, Torrecilla hace un llamamiento a la población para que la gente que pueda, entregue camas, «a poder ser metálicas». La respuesta es inmediata y, al día siguiente, comienzan a publicarse los nombres de los donantes y sus donaciones. A parte de las solicitadas camas, se pueden ver donaciones de todo tipo como mantecados, aceite o vino moscatel. Una ojeada a El Pueblo Gallego de la época sirve para ver listas interminables de personas con sus respectivas donaciones. Muchas de estas, eran forzadas por la enorme presión que ejercían las nuevas autoridades. Este hospital será inaugurado el día 20 de enero de 1937, a las cuatro de la tarde. El obispo de la Diócesis de Tui, García García, es el encargado de bendecir las instalaciones y, dos días después, es nombrado director del centro sanitario el teniente coronel médico Alfredo Pérez Viondi. Este hospital acogió durante los tres años de su existencia a numerosos soldados marroquíes. El Ejército de África tenía un alto porcentaje de tropas moras, encuadradas en las unidades de regulares. Al comienzo de la guerra, Franco llegó a prometer un bastón de oro para los heridos marroquíes que ocasionase el conflicto, algo que naturalmente no pudo cumplir debido a la enorme cantidad de bajas que tenían estas tropas de choque. El más famoso de estos combatientes fue Mohamed Ben Mizzian, un marroquí que llegó a ser coronel en las ultracatólicas tropas requetés y que, en la década de los cincuenta, ocuparía el cargo de Capitán General de Galicia. El rey Franco La promesa que sí cumplió Franco con las tropas marroquíes fue la de facilitarles el viaje de peregrinación a la Meca. En 1937, tras regresar de la Meca, 1.200 musulmanes acudían en Sevilla a rendir homenaje de acatamiento al Caudillo, a quien llamaban el Rey Franco. El número de soldados moros que atendió el hospital de evacuación de Bella Vista debió ser importante ya que en sus instalaciones se llegó a habilitar una pequeña mezquita. En julio de 1937, El Pueblo Gallego recogía en su portada una imagen, realizada por el fotógrafo Pacheco, de la pequeña mezquita que se construyó dentro del recinto hospitalario para que los musulmanes pudieran cumplir con sus obligaciones religiosas y con capacidad para diez personas. Estaba ubicada donde en la actualidad se encuentra el edificio de la comunidad religiosa del colegio Apóstol Santiago y fue derruida en el año 1965. Otro dato que realza la importancia de este hospital está relacionado con las figuras del poder marroquí que visitaron sus instalaciones. El 27 de febrero de 1937, llegaba el representante del visir de Majzen, Sidi Mohamed Ben Ali; en abril de 1937 era el Gran Visir de la zona oriental de Marruecos, Abd-el-Kader quien recorría las instancias hospitalarias. El 5 de julio de 1937 se acercaba al centro de Bella Vista el bajá de Alcazarquivir.