Cuatro obras públicas viguesas se enfrentan a controles arqueológicos

VIGO

28 abr 2008 . Actualizado a las 11:20 h.

Un equipo de arqueólogos empieza hoy a trabajar en el solar donde está proyectada la construcción del auditorio de Vigo. El resultado de las catas manuales y mecánicas que realicen estos especialistas determinará si es posible mantener los plazos de construcción del edificio. En Vigo, hay unos cuantos promotores inmobiliarios privados que han visto paralizar sine dine sus proyectos tras haberse detectado en sus propiedades vestigios del rico pasado de la ciudad. El caso más oneroso, desde el punto de vista económico, es el de la junta de propietarios de la unidad urbanística de ejecución conocida como Rosalía de Castro II, que llevan más de tres años esperando para desarrollar una urbanización en la zona.

Ahora, esa incertidumbre se ha traspasado a las administraciones, que ven como varios proyectos importantes deberán someterse a la prueba arqueológica. En el caso del solar del futuro auditorio, zona ganada al mar hace cincuenta años, los precedentes hacen prever que se hallará cerámica de época romana, aunque siempre queda la posibilidad de que el lugar pueda estar directamente relacionado con el yacimiento romano de las calles que enlazan el lugar con Torrecedeira, lo que agrandaría su importancia.

Salinas del Lagares

El pasado sábado, este periódico publicaba las dudas y los temores que tienen las administraciones encargadas de realizar la nueva depuradora de Vigo respecto a las dimensiones de la misma. En el que caso de una ampliación, no solo deberán enfrentarse a las dificultades que puedan plantear las autoridades encargadas del medio ambiente, también deberán lidiar con patrimonio, ya que en la junquera del Lagares todavía se pueden apreciar los restos de una salina que, según los arqueólogos Hidalgo Cuñarro y Costas Goberna, funcionó por lo menos desde mediados del siglo XII hasta principios del siglo XIX.

A varios kilómetros de este lugar, otro equipo de arqueólogos escudriña el pasado de la salina romana del Areal. Como paso previa a la construcción del nuevo aparcamiento subterráneo de Rosalía de Castro, se está realizando una prospección en la zona más caliente de la ciudad, desde el punto de vista arqueológico. Cualquier indicio de interés obligaría a retrasar el proyecto hasta el momento en que fuese autorizado por la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta.

Y precisamente, este ente autonómico también deberá enfrentarse próximamente a sus propias reglas de protección y conservación del patrimonio. La pasada semana, el pleno de la Zona Franca autorizaba el derribo del chalet de la finca Zulueta, anexa al Museo do Mar de Galicia. Era el primer paso para construir en ese mismo lugar el Centro de Arqueoloxía Subacuática de Galicia, que estará integrado en el Museo do Mar, pero antes de que el arquitecto César Portela comience a plasmar su proyecto, la arqueología deberá realizar su trabajo.

Esta finca ya dio muestras en el pasado de acoger restos de épocas pretéritas, y está directamente relacionado con el castro que apareció durante la construcción del Museo do Mar, y que fue integrado en el propio edificio. A partir de ahora, la arqueología tiene la palabra.