«Soy un hombre de mucha pluma»

VIGO

Al naturópata vigués le apasiona la escritura con estilográfica, posee una nutrida biblioteca y es un ávido lector

16 mar 2009 . Actualizado a las 12:43 h.

Hace casi 30 años que el naturópata Javier Akerman Alonso Rebollo abrió en Vigo su primera consulta. «Cuando yo empecé solamente había en Vigo una herboristería», recuerda. Su especialidad sigue siendo materia sospechosa para mucha gente y él se defiende de los ataques que sufre su sector empezando por la denominación de terapias «alternativas». No le gusta este término, aclara, porque además, se declara un absoluto defensor de la integración entre las terapias naturales y la medicina convencional. «Estoy a favor de una complementariedad entre ambas. Nosotros no apelamos a principios metafísicos ni espirituales, sino que cubrimos un sector importante desde el punto de vista educativo como es educar en la salud. Se trata de que las personas gestionen su salud y no depositen todo en un gestor llamado médico, pero sin olvidarse de él, claro», explica.

Al experto le molesta tener que estar aún a la defensiva: « Spain is different . Tu vas a Alemania, a Francia, a decenas de países y esto ni se debate porque ya está integrado». Sin embargo, las cosas han avanzado y Akerman recuerda que, «por ejemplo, en la Facultad de Medicina de Santiago y en varias universidades se imparte un máster de medicina natural en el que yo he dado clases, por cierto».

Pero más allá de su labor profesional, el naturópata confiesa múltiples intereses: «Yo tengo muchas inquietudes y la mayoría no son de tipo material. Esas inquietudes relacionadas con las ciencias humanas me han llevado a curiosear en diversas materias, por eso me licencié en psicología, me formé también como perito calígrafo y hace poco me gradué en teología porque me interesa mucho el terreno espiritual», cuenta este vigués con antepasados alemanes.

Además de bucear en eclécticos saberes, una de sus grandes aficiones es escribir. «Yo no llamaría literatura a lo que hago, sino divulgación humana, porque son libros de ese género mal llamado autoayuda, ya que yo creo que todos los libros son de autoayuda y unos te pueden ayudar a distinguir a los malos de los buenos», argumenta. El especialista en medicina natural practica la solidaridad y el compromiso con su faceta editorial: «Todos los derechos de autor de mis libros están cedidos a fines benéficos y sociales. Los beneficios del último, por ejemplo, van para Aldeas infantiles, y los del anterior, Cocina para sanar las emociones , para los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Teis», asegura.

Saberes para compartir

Los libros ajenos forman parte de sus pasiones: «Los libros son mi principal tesoro. Considero que tengo una buena biblioteca de la cual me enorgullezco y que comparto con todo aquel que tiene interés por ellos, porque opino que los libros son para compartir, -no para guardar en las estanterías cubiertos aún de celofán como hace mucha gente-, y para manosear. Hay que interactuar con él. Me gusta subrayar, sacar frases...». En sus estanterías conviven sin conflictos la sociología, la filosofía, la historia, las religiones, los best seller de misterio o las novelas de autores como Borges, por el que siente especial predilección «por su aspecto holístico y su tendencia a lo onírico y lo mítico». Además, el naturópata busca en las librerías de viejo obras antiguas sobre medicina, mitos y leyendas.

Javier Akerman también es un gran amante de la escritura a la antigua usanza. «Soy de una generación que aún me cogió el plumín, cuando escribíamos con el tintero al lado, y yo creo que me aficioné desde la escuela, ya no solo por estética, sino por lo que de sensorial tiene la pluma para escribir. Me gusta hasta el olor de la tinta», admite.

Hasta la actualidad ha ido juntando decenas de estilográficas de todo tipo, incluso desechables. «Podríamos decir que soy un hombre de mucha pluma», bromea con su doble sentido, y explica que le produce una sensación de escribir de un modo muy personal, «que tiene casi la impronta de tu yo, la presión, el trazo, además de que te traslada a los orígenes de la escritura pero con la técnica del siglo XXI». Akerman cuenta que le gusta mucho usarlas y cambiar de modelo según le apetezca. «Las cosas están para ser disfrutadas. No entiendo a esa gente que le pone fundas a los sofás y hasta a las alfombras. Tener algo y no usarlo me parece uno de los peores apegos de los seres humanos». Además colecciona figuras de búhos, ave nocturna que ve en la oscuridad y además de simbolizar la sabiduría, condensa su interés por los conocimientos que no se aprecian a simple vista.