El Museo Massó deja a Cangas sin las maquetas de Síngulis y O Arco

J. Santos

VIGO

05 jun 2009 . Actualizado a las 11:23 h.

Cansado de esperar a que se ejecutase la oferta formal del Concello de Cangas para comprar las maquetas de las plazas de Síngulis y O Arco y preocupado por los desperfectos que estaban sufriendo, su constructor, Antonio Graña, aceptó la oferta del Museo Massó de Bueu. Las vendió a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural por un precio similar al que había pactado con el Concello cangués: poco más de cinco mil euros.

La pretensión de Graña al construir estas maquetas (la de Síngulis, a escala 1:10, y la de O Arco, a 1:30) fue sensibilizar a la población en general y a la corporación en particular de la necesidad de recuperar y proteger estos dos espacios del casco histórico, dos plazas de referencia, junto a las de O Costal y O Señal y el puente de la desembocadura del río Bouzós, desaparecido bajo el asfalto.

Graña tuvo más éxito con otras dos maquetas anteriores, la del «Reló» y la de la Capela do Hospital. Su aportación fue decisiva para recuperar ambas construcciones. El reloj quiosco se construyó a principios del siglo pasado por iniciativa de Álvaro Guitián para dotar a los marineros de un pequeño observatorio meteorológico. Lo costearon los propios pescadores. El abandono acabó con él a mediados del siglo pasado. Fue Antonio Graña quien lanzó la idea de reconstruirlo y quien hizo una maqueta en madera para que los vecinos visualizaran cómo era.

Se construyó en 1991, siendo el actual concejal de Urbanismo el presidente de la corporación.

Graña se embarcó entonces en otra maqueta, la de otro edificio de referencia que se había perdido, la Capela do Hospital, derribada para levantar la sede de la Caja de Ahorros de Vigo (hoy Caixanova). También logró su objetivo. Se construyó en la Alameda Nova, enfrente de su ubicación original, hace diez años.

La maqueta de la plaza de O Arco refleja cómo era esta zona antes de los sucesivos rellenos del siglo pasado. El agua llegaba entonces a la propia plaza. La plaza de Síngulis mantiene, aunque degradada y con algún edificio nuevo en su entorno, su configuración original.