Doce años buscando soluciones para una instalación que casi no se ha acondicionado desde el Mundial 82
VIGO
La última reforma que se efectuó del estadio de Balaídos fue la que lo acondicionó para ser sede en el Mundial que organizó España en 1982. Desde entonces, a excepción de la reforma de los vestuarios y zona de prensa para acoger partidos de la Liga de Campeones, no se ha producido ninguna variación importante.
Sin embargo, en los últimos doce años las diferentes corporaciones municipales han ido realizando diferentes propuestas desde que en 1997 una inspección de la UEFA evidencia que Balaídos se ha quedado obsoleto y debe arreglarse. El primero que la planteó fue el alcalde popular Manuel Pérez con Chema Figueroa como concejal de Deportes pero no llegó a concretarse.
En el año 2000, tras la entrada del ex presidente céltico Horacio Gómez en política, se propone una parcela en Navia. El alcalde de entonces, Lois Pérez Castrillo, pone como condición que sea multiusos y que la financiación no corra a cargo del Concello. Esta propuesta contaba con el apoyo de la Xunta pero un informe de Xestur concluye que el estadio no tiene un encaje legal en Navia.
Gómez deja la política y es entonces cuando plantea a los comuneros de Cabral la cesión de 400.000 metros cuadrados pero estos rechazan la petición del Celta. Sin perder más tiempo, el ex dirigente celeste se planta en el Concello y explica su nuevo proyecto que consistía en crear un complejo de ocio sobre las pistas de atletismo y, gracias a su explotación, reconstruir el estadio. Buscó el aval de Caixanova pero aunque contó con el voto a favor de Castrillo no salió adelante.
La última ocasión en la que se planteó una reubicación del estadio fue en el 2003 cuando la popular Corina Porro plantea hacer un nuevo estadio en Valadares enmarcado en la Ciudad del Deporte. Esta idea tampoco cuajaría.
El actual gobierno bipartito ha defendido desde el principio una reforma del actual estadio, y ya la incluyó para situar a Vigo como candidata a la Universiada. Hace algo más de un año, Abel Caballero pretendía relanzar este acondicionamiento con un túnel frente a Citroën. El coste del proyecto era de entre 70 y 100 millones de euros. Solo un año después la estimación de gasto ha crecido a los 123 millones.