Los representantes de PP, PSOE y BNG en la Diputación provincial consumieron ayer unos 90 minutos -más o menos el tiempo de un partido- en debatir sobre el nuevo estadio para Vigo, sin llegar a pacto alguno sobre la financiación. Populares y oposición solo se pusieron de acuerdo en un punto en casi hora y media de juego dialéctico en el edificio del Pazo provincial de Pontevedra: apoyar la candidatura de la ciudad olívica para ser sede del Mundial del 2018 o del 2022.
El asunto se suscitó a raíz de una moción del nacionalista Francisco Xabier Alonso Pérez que instaba a los populares a destinar al nuevo estadio de Balaídos, tasado en 120 millones, los 35 millones «que teñen anunciado» para invertir en infraestructuras deportivas en Vigo.
Los populares se negaron a asumir esta cifra por considerarla desmesurada en una etapa marcada por la crisis y el paro. Chema Figueroa señaló además que el proyecto del BNG para el nuevo estadio no había sido mostrado previamente ni al Grupo Popular en el Concello de Vigo ni al gobierno de la Diputación por lo que el diseño solo los conocía a través de lo publicado por los medios de comunicación.
Según el diputado vigués, el organismo provincial cree que el nuevo estadio se puede hacer por una cuarta parte de los 120 millones del proyecto anunciado si se da entrada a la colaboración de la iniciativa privada. No obstante, antes de terminar la sesión, rebajó incluso esta cifra y dijo que podría conseguirse casi a coste «cero». El político popular también se quejó de se hubiese encargado el proyecto a arquitectos vascos y dijo que no le constaba que hubiese concurso.
Alonso Pérez defendió el proyecto de los 120 millones explicando que llevaba incluidos también los aparcamientos y mejoras en el río, así como previsiones para el transporte público. Dijo que, en realidad, lo que se había hecho es adaptar un proyecto de la etapa del PP a las normas FIFA con una previsión de 40.000 espectadores, pero con posibilidad de mermar esa capacidad tras el campeonato.
También indicó que los técnicos son los mismos elegidos por los populares en Pontevedra para la reforma de Pasarón y acusó a la Diputación de favorecer a otros alcaldes del PP que pujan por obtener sedes del Mundial. Desde la oposición se reprochó a los populares que hubiesen apoyado el nuevo estadio cuando Corina Porro era alcaldesa y se les acusó de «partidismo».