El tiempo se detiene cuando un político coloca una primera piedra. Y no lo escribo por la Era Fraga, caracterizada por que se inauguraban más primeras piedras que obras terminadas. Ocurre así en todos los casos. En el solemne acto, el prócer de turno coloca en una urna, llamada «cápsula del tiempo», unas monedas de curso legal, los planos del proyecto y algunos periódicos del día. De alguna forma, creen que, en futuras excavaciones arqueológicas, alguien encontrará el sarcófago y podrá datar los restos.
El tiempo queda, por tanto, detenido en cada acto de inauguración solemne de unas obras. Y así debería ocurrir, también, con el nuevo relleno de Areal.
Porque, en las últimas semanas, se están colocando allí no una, sino millones de primeras piedras, todas procedentes de las excavaciones del AVE. La gravilla que trituran la Lebre y la Miñoca, horadando la roca viva, va a parar en camiones al puerto de Vigo, donde se deposita sobre el mar, en singular escombrera.
Remolque a remolque, la obra va tomando cuerpo. Y ya se observa un buen relleno. Por desgracia, las autoridades portuarias no han querido, en este caso, acudir a la ceremonia de inicio de los trabajos. Lo que resulta raro en una administración tan proclive a cultivar la fotogenia.
Es por ello que nos vemos obligados a sacar nosotros la foto de estas «primeras piedras». Si son ustedes tan amables, no olviden, por favor, esta semana. Recuerden que fue en diciembre del 2009 cuando vieron la imagen de los camiones echando tierra sobre el mar en Areal. No lo olviden. Porque es importante.
Recuerden, asimismo, cómo la presidenta de la Autoridad Portuaria, Corina Porro, manifestó en rueda de prensa que esta actuación es absolutamente legal. Si bien reconoció que el relleno, que iba a ser todo sobre pilotes, ahora resulta ser a medias. La primera mitad es tierra, lodos y gravilla. Y, la segunda, pontones.
Esto último, por cierto, no se nos dijo previamente. Jamás se escuchó que 25.000 metros cuadrados fuesen relleno puro y duro. Pero lo pasaremos por alto. A estas alturas, ya ni pedimos que se nos diga toda la verdad sobre las cosas. Es aspirar a demasiado, dada la forma en que somos gobernados.
Lo importante es, insisto, recordar la foto, el día, la imagen, las declaraciones que emanan de la Autoridad Portuaria: esto que estamos viendo es «totalmente legal». Ahora, recorten esta página y guárdenla en un cajón. Como si fuese la «cápsula del tiempo» de la primera piedra. Y ya me dirán si, en menos de un par de años, no resulta que lo que se está haciendo en Areal es ilegal. Veremos si se puede hacer sin tener aprobado el Plan de Usos del Puerto. Y veamos, también, si es posible echar gravilla y fango sobre la ría sin un estudio de impacto ambiental. Pero estas objeciones son tonterías. Luego se derriba lo hecho, como en Finca do Conde, pagamos todos y ya está.
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