Hay que felicitar al rector, Alberto Gago, porque tras un mandato gris va a terminar como los fuegos de Bouzas: dejando lo bueno para el final. Como el congrio, la morena y el cangrejo ermitaño, su propensión a esconderse ha sido una constante en sus cuatro años de legislatura. Como mucho, ha salido para abanderar algún lío, como el de la Escuela de Empresariales, un caso que movilizó a profesores y estudiantes, retrasando sin cuento un proceso legítimo, el de la adaptación de sus estudios a la norma de Bolonia.
Pero no perdamos el hilo de la primera frase. Porque hay que felicitarle. Su gestión con el campus del mar, en los últimos meses, es ciertamente brillante. Gago lidera un proyecto muy atractivo y muy bien planteado. Ha logrado implicar a otros centros de investigación, como el Instituto de Investigaciones Marinas y el Instituto Español de Oceanografía. Ha sumado, también, a las universidades de A Coruña y Santiago, además de a otras dos portuguesas. Y ha puesto en manos de grandes profesionales una idea que podría ser lo mejor que se le ha ocurrido a nadie en Vigo en los últimos años.
Ría única
El campus del mar es una oportunidad. Pocos enclaves del mundo pueden presumir de una vinculación oceánica como la que tiene Vigo. Esta ciudad es líder en la pesca, conservación y comercialización de productos del mar. Tiene, además, una tradición investigadora envidiable. Tiene empresarios y trabajadores especializados. Es la sede, además, de la Agencia Europea de Pesca. Y, sobre todo, está volcada sobre una ría que es un patrimonio natural único.
No podemos, por tanto, perder la ocasión de aprovechar todos estos factores para crear un centro de investigación de referencia, a escala global. Y ser base, además, de buques punteros en investigación marina. Porque, además de ciencia, se creará riqueza.
Alberto Gago ha impulsado, por tanto, una magnífica idea. Y ha logrado poner de acuerdo a instituciones y organismos diversos. Pero falta uno: la Xunta de Galicia.
El silencio con que Alberto Núñez Feijoo acoge este proyecto es de verdad preocupante. Ni una palabra ha dicho sobre la ciudad del mar. Y los terrenos de la ETEA son propiedad de la Xunta. Quedan apenas tres semanas para que el Gobierno decida si le concede la calificación de Campus de Excelencia Internacional, un distintivo que otorga el Ministerio de Educación y que, además de un sello de prestigio, viene acompañada de fondos para infraestructuras e investigación.
Suponemos que el presidente de la Xunta está enfrascado en otros asuntos, que le reportan no pocos líos. Pero debería hacer un hueco para interesarse por este proyecto. Que es estratégico para Galicia. Porque, hasta ahora, ni se ha pronunciado ni quiere recibir a sus impulsores. El tiempo se agota y Feijoo ni está ni se le espera.
Como dicen por Moaña, debe ser que el presi anda embarcado?