Decenas de proyectos han superado los plazos comprometidos para su culminación sin que siquiera hayan empezado las obras
21 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.No se trata de desprestigiar a la clase política, que pese al esfuerzo de todos por contar con ella se deslegitima en demasiadas ocasiones sola. En el caso de Vigo el desprestigio de dicha casta está muy directamente relacionado con el pertinaz intento de manipulación de la opinión pública bombardeándola con promesas, presentaciones y maquetas con unos plazos imposibles de lograr.
El alcalde de Vigo que forzó que Fomento apuntase en el aire la fecha del 2012 como momento del enganche directo del AVE de la ciudad con Madrid, ahora trata de hacer ver a todos los vigueses que él nunca habló de calendarios. El caso es que ni siquiera va a acertar con aquello otro de que el tren rápido va a llegar antes a Vigo que a A Coruña.
Pero él no es el único que trata de hacer bailar a la ciudadanía con calendarios trucados. ¡Qué mala suerte tiene Vigo con sus políticos! Desde 1999 la ciudad y los municipios de su entorno tienen el dibujo del área metropolitana que ansían, pero tres presidentes de la Xunta y cuatro alcaldes después todo sigue siendo humo. La lista crece con el caso de la depuradora que a Bruselas se le aseguró que estaría en funcionamiento en el 2011. O la Ciudad del Mar, que pese a presentarse media docena de veces vuelve a entrar en la fase de estudios. El Hospital tampoco avanza, aunque Núñez Feijoo se comprometiese junto a Corina Porro, en la misma parcela en la que va a levantar, a impulsarlo desde la Xunta nada más aterrizar. La Ciudad de la Justicia; la reforma del servicio de Vitrasa; el funicular del Casco Vello, la ampliación de Rande; la carta de municipalidad; la nueva estación marítima; la reforma de Balaídos y tantos otros proyectos no acaban de avanzar. Y el caso es que muchos de ellos se atascan por la confrontación partidaria entre Concello y Xunta, solo pendientes de quejarse de discriminación unos, y no dar bazas de gloria al adversario político los otros. En saco roto cayó en todo caso aquella frase de Caballero de «vamos a abordar con el Gobierno todos los proyectos que no haga la Xunta». Solo hay que ver para la depuradora, para darse cuenta de que tampoco era verdad.