Los atardeceres musicales de Aldán se consolidan a ritmo de tango

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

19 ago 2010 . Actualizado a las 02:28 h.

No ha podido tener mejor acogida esa propuesta lúdico-musical que, entre lusco e fusco, se vive, un martes sí y otro también, en los dominios de Marisa Barrio y Juan Baqueiro en Aldán. Como la afluencia de amigos melómanos siga in crescendo van a tener que cambiar de escenario, porque el patio de piedra que limita con el puerto no da para más. «Lástima que el granito no tenga las propiedades del chicle», comentaba uno de los asistentes a los que les tocó buscar acomodo en las escaleras.

Allí estaban, entre otros, Carlos Mouriño, Lois Corvera, María Luisa Graña, Lola Galovart, Puri del Palacio, Carlos Pérez, Marita Vázquez de la Cruz, Javier Rioyo, Ventura Pérez Mariño, Manoel Soto, Mara Costas, Rimas Zdanavicius, Rasa Jakutyte, Miguel Muñiz... Este último, director del Teatro Real de Madrid, recibió la encomienda de presentar a los músicos.

Pero vayamos por partes. Siguiendo la liturgia que viene marcando esta clase de citas, antes de entrar en el apartado musical, esta vez a ritmo de tango, no faltó un introito gastronómico, con cata de vino de Oporto y chocolate incluida. De dirigirla y de propiciar el macrobrindis se encargó Ignacio Franco, que hizo un recorrido por los entresijos de la elaboración de las distintas variedades, y hasta por la ley que en su día promulgó el marques de Pombal, según la cual la bodega que quisiera vender una botella de Oporto tenía que acreditar que disponía al menos de dos en stock.

Luego ya sí, copa en mano, llegó la hora de escuchar el bandoneón de Alejandro Szabo, la guitarra de Gabriel Silvera y el contrabajo de Julio Andrade, que hicieron un recorrido por la historia del tango con Astor Piazzolla como principal hilo conductor.

De presentarlos, como ya conté, se encargó Miguel Muñiz, uno de los asiduos de los veranos morracenses, con casa en Cela territorio que, gracias a él, han descubierto muchos amigos, que han terminado por convertirlo en campo base estival. Ha sido el caso, entre otros, de Javier Solana y Javier Rioyo.

Empezó su intervención el economista melómano (así se definió Muñiz) afirmando que la mezcla de ópera (terreno que domina especialmente) y tango (que domina menos) pudiera parecer extravagante, pero que no lo era tanto.

De hecho, contó, el Real, en sus actividades colaterales (talleres), ha sacado a la calle ambas disciplinas. La última vez, a la cárcel. Recurrió con ironía a las leyes del silogismo: «Así es que el público del Real y el carcelario es el mismo». Sin cambiar de registro dijo que, claro, el segundo se mostró en total desacuerdo con aquella parte de la letra de Volver en la que se afirma «que veinte años no es nada».

Terminó Muñiz su intervención recordando parte de la letra de uno de sus tangos favoritos, La Galleguita: Sola y en tierras extrañas / tu caída fue tan breve / que, como bola de nieve / tu virtud se disipó... / Tu obsesión era la idea / de juntar mucha platita / para tu pobre viejita / que allá en la aldea quedó.

Y dos horas después de subirse el imaginario telón, llegó la hora de bajarlo. Pero sólo hasta el próximo martes. Será entonces el turno del trío de cámara compuesto por Susana Blando y Leonardo Blando (violines), y Rosa Niveiniene (Piano). El punto y final a este musical programa veraniego lo pondrán el día 31 Puri del Palacio y Manoel Soto que, desde que abandonó la política (o ésta le abandonó a él), puede dedicarse todo lo que quiere (o casi) a educar su voz de tenor.

Aunque aún no hay fecha definitiva, será en otoño a propósito de los respectivos centenarios del médico y del escritor. La idea ha sido del concejal de Cultura, Moisés Rodríguez, que considera que es una forma de poner en valor el importante legado de ambos.

Camilo Bargiela nació en Tui el día de Navidad de 1864. Escritor y diplomático, fue compañero de Azorín y Pío Baroja. Murió en Casablanca el uno de julio de 1910.

Darío Álvarez Blázquez nació dos meses después de fallecer Bargiela y residió en Tui hasta 1942. Médico de profesión, mantuvo consulta propia en la ciudad durante muchos años, donde muchos le conocían como el médico de los pobres.