Moncho Borrajo desenfunda por una buena causa la nariz de payaso

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

26 ago 2010 . Actualizado a las 13:06 h.

Con su particular Despedida y cierre, Moncho Borrajo puso un buen día (hace ya casi dos años) punto y final a su faceta de humorista. Decidió arrinconar las lentejuelas y la nariz de payaso para entregarse en cuerpo y alma a su otra pasión, los pinceles. «Una vez me dijo Concha Piquer `la gente te tiene por un señor inteligente; tienes que demostrarlo retirándote a tiempo'. Con palabras distintas mi amiga Pepa Flores me repitió lo mismo más de una vez». Claro que en aquel hasta aquí he llegado dejó una puerta entreabierta, por la que única y exclusivamente permite que se cuelen causas solidarias o, como él lo llama, «obligaciones morales».

Precisamente es una de esas causas la que hará que esta noche vuelva a subirse a un escenario, el del Verbum (Terraza 10), a los postres de una cena a beneficio de los Misioneros de los Enfermos Pobres. Me pide Moncho que recalque que hasta el último céntimo de los 20 euros que cuesta la entrada (cena aparte) irá a parar a la entidad que, con tanta vocación como escasos medios, dirige el hermano José Antonio Donaire.

Si es una casa (la que regenta Donaire, digo) en la que lo único que ha sobrado siempre son necesidades, desde que la economía entró en barrena, se sienten impotentes para atender tanta demanda. Algo parecido ocurre en Cáritas donde, como bien sabe Ángel Dorrego, cada día son más los hombres ataviados con traje y corbata que acuden a pedir comida.

Dice Moncho Borrajo que él aprendido desde niño -«mi madre iba a los hospitales a hacer compañía a los enfermos»- a ponerse en el lugar del otro y, en la medida de sus posibilidades, a echar una mano. Considera que los Misioneros están haciendo una labor extraordinaria. De hecho, si esta noche obtiene la respuesta esperada, es decir, sin llena, no descarta montar algo más ambicioso a medio plazo para que el grano de arena pueda convertirse en palada. Promete un monólogo a su imagen y semejanza pero con protagonistas locales: Abel Caballero, Corina Porro, Núñez Feijoo... «Y mucha improvisación».

Desde que hace un par de años Moncho, hombre «asquerosamente ordenador y metódico», se instaló en Vigo, se dedica a pintar no menos de ocho horas al día. Lo hace en un estudio situado en el mismo edificio de María Berdiales que durante muchos años albergó la sastrería de su padre.

Dice que al fin está siguiendo el consejo de Laxeiro. «Siempre me decía deja de hacer el parvo y pinta». El próximo octubre podremos contemplar en Vigo una pequeña pincelada de su obra. «En noviembre expondré en León y en diciembre en Ferrol», explica. En el contado tiempo libre que le queda está preparando un libro de fotografías. Será su particular selección gráfica de la vuelta al mundo en 100 que dio a principios de año a bordo del Balmoral. Quedamos a la espera. Javier Solana, de concierto en Aldán. Por nada del mundo se pierde su escapada veraniega a tierras de O Morrazo. No lo hacía cuando su cargo le obligaba a estar de guardia las 24 horas del día, mucho menos ahora que, al fin, ha soltado ese lastre político-diplomático que, seguro, le ha hecho ver y escuchar cosas que nunca querría haber visto ni escuchado.

Fue Miguel Muñiz, el director del Teatro Real de Madrid, el que hace once años le descubrió los encantos paisajísticos, patrimoniales y gastronómicos de la península morracense, especialmente los de Cela y alrededores. Y fue también Muñiz el que el martes propició su presencia en la semanal velada musical de la Casa de Aldán, donde coincidió con otros amigos y vecinos (veraniegos) de la zona, como Ventura Pérez Mariño y Javier Rioyo.

Este último fue el encargo de presentar al trío de cámara que actuó, aunque más que hablar de la trayectoria de Rasa Biveihiene (piano), Leonardo Blanco (violín) y Susana Blanco (violoncello), de la que confesó tener pocos datos, se centró en los autores y las obras elegidas: Schubert, Beethoven, Kreisler y Haydn.

Marisa Barrio, la anfitriona, agradeció la presencia de todos, más de dos centenares de personas, y recordó que los martes son esos días que, además de para disfrutar la actuación musical, «aprovecHamos para vernos, charlar, contarnos la cuitas del verano...». Entre los asistentes, la alcaldesa y varias concejales de Cangas -«no os vamos a pedir ninguna subvención», ironizó Marisa-; Carmen Domínguez, directora de Españoles en el Mundo; la diseñadora María Rivas, la pianista Rosa Torres...