«Sería bueno que se quedara todo el mundo en silencio durante un tiempo». Con estas palabras el alcalde vigués se sumaba ayer a las peticiones efectuadas desde Citroën y la Xunta en el mismo sentido de reclamar prudencia con Mitsubishi. Pidió un pacto de silencio, no sin antes arremeter contra el presidente de la Xunta y sus declaraciones del día anterior, curiosamente en el mismo tono. El ruido, añadió Caballero, genera dificultad y lo mejor será guardar silencio y dejar trabajar.
El propio director de la planta de Citroën en Vigo, Pierre Ianni, tuvo que pedir prudencia esta misma semana para evitar problemas con la instalación de la fábrica de baterías de Mitsubishi en Vigo. Reclamó que se permita trabajar a las personas implicadas en este proyecto y que, mientras, se eviten los localismos que podrían ser mal interpretados desde un país como Japón.
Anteayer hicieron lo propio el presidente de la Xunta y el conselleiro de Economía. Alberto Núñez Feijoo hizo de nuevo una llamada a la prudencia para acabar con esa guerra localista por captar la inversión de la empresa nipona. Recordó que la compañía aún no se ha decantado de forma definitiva por Galicia, de ahí que cualquier especulación sobre la ubicación sea prematura y mucho más si se trata de disputas localistas.
En esa misma línea se pronunció el conselleiro, Javier Guerra, quien destacó la importancia de promover una imagen de unidad para lograr el objetivo.