La principal arteria de la ciudad, Policarpo Sanz, y una parte de su continuación, García Barbón, recuperaron ayer la normalidad después de algo más de dos años y medio en obras para humanizar la superficie y construir en el subsuelo un aparcamiento subterráneo. Las molestias generadas por los trabajos y la interrupción del tráfico han pasado a la historia, y también al olvido, con el plus de que la calle ofrece un aspecto notablemente renovado.
Ayer un alcalde sin límites a la hora de elogiar la calle procedió a su inauguración, aunque esta se circunscribió a la superficie. La entrada en servicio del aparcamiento quedará para enero a fin de completar los últimos trámites administrativos y darle los retoques finales. La calle, sin embargo, completó su humanización en línea con lo que es práctica habitual en el actual mandato: empleo de losetas de granito, ampliación de aceras, colocación de jardineras y renovación del mobiliario urbano.
El acto de inauguración se desarrollo ayer con un guión novedoso. El alcalde invitó a una quincena de personas a leer párrafos de obras literarias en las que aparece citada Vigo. Caballero eligió a responsables de centros municipales y a profesionales variados: abogado, periodista, presidente del Liceo de Bouzas, auxiliar de biblioteca, jubilada y a un profesor de instituto. Finalmente, a un representante de la empresa concesionaria del párking y al responsable de la Agencia Europea de Pesca, cerrando el acto el propio alcalde.
Los textos elegidos son obra de autores como Fran Alonso, Méndez Ferrín, Alonso Fontán o Martín Códax, entre una larga lista de escritores. Tras ellos el grupo de percusión y animación Troula se encargó de dar el toque musical.
Lo más sorprendente fue la valoración del alcalde sobre la calle. «Me acaba de decir un arquitecto que Serrano al lado de la renovada Policarpo Sanz no es nada; por ese motivo no invité a Gallardón a la inauguración (como en su día anunció): ¡no era cosa de dejarlo en evidencia!», afirmó en aparente tono humorístico. Aunque quizás Caballero no hablaba en broma ya que momentos antes había asegurado que la calle viguesa «es la verdadera milla de oro de Europa, no hay nada igual».
Finalizado el acto el amplio grupo de invitados y los numerosos concejales presentes recorrieron la totalidad de las dos calles humanizadas.