Dancing in the street

VIGO

18 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El alcalde acaba de proclamar que, gracias a su gestión, «Vigo es una ciudad en la que se vive en la calle». ¡Y tanto! Sin un albergue para indigentes, cada vez se vive más en la vía pública, en bancos, portales y voladizos, bajo el titilante manto de las estrellas, que hermanan al ser humano con el Universo.

Abel Caballero, novelista, se nos destapó como guionista en esta frase. Buenafuente, el Gran Wyoming o el Club de la Comedia no despreciarían un gag tan bien tirado: «Vigo es una ciudad en la que se vive en la calle». El alcalde es un hombre simpático en las distancias cortas. Y aquí quiso dar el pie a un chiste, aunque este destile humor negro.

La frase, poco afortunada, fue pronunciada durante el acto de balance de cuatro años de mandato del gobierno municipal. Que está muy lejos de haber sido el apocalipsis que interesadamente, a veces, se nos vende. Ni la propia Corina Porro se atrevió a criticar lo hecho en estos cuatro años. La candidata popular dijo, más bien, que buena parte de las obras «eran proyectos míos que se encontraron sobre la mesa». Tan asombrosa unanimidad nos demuestra que la nota de este gobierno, pese a episodios claramente criticables, sobre todo al inicio, no es mala. Ni siquiera lo es para la presidenta portuaria, que le discute los méritos.

Eso sí, hablando de calles, el acto del miércoles, hermanamiento público entre PSOE y BNG, tuvo mucho de Dancing in the Street. Todos recordamos el vídeo de aquella canción, en la que Jagger y Bowie se deslizaban en monopatín por Nueva York, lanzándose miraditas, cuando no besitos, en un ambiente de ochentera sobreexcitación. La imagen contrastaba con la primera mitad de mandato. En aquel entonces, se criticaba que del Plan E sólo beneficiaba a contratas portuguesas. Y llegamos a pensar que Santi Domínguez quería también contratar portugueses, aunque no con la encomienda de cambiar losetas.

El tiempo, y el batacazo del bipartito en Santiago, atemperó los ánimos. Hasta llegar a la escenificación pública del amor, vivida esta semana. Ante el aplauso del distinguido público, alcalde y teniente se fundieron en un abrazo. Y solo les faltó música, y un dueto Bowie-Jagger, para que pareciese algo más.

Esta nueva actitud es buena para ambos. Pero, sobre todo, es mejor para el ciudadano. Queda ya meridianamente claro qué se vota en las próximas elecciones. De una parte, Corina Porro. De otra parte, Abel Caballero y Santi Domínguez. Derecha e izquierda, con el centro compartido. Tras tanto paripé, el elector ya sabe que va a elegir entre dos opciones, en una de las cuales se puede matizar el voto en dos categorías. Del resto de candidatos solo podemos decir lo que el general romano: «¡Vae, victis!». Y, al de la frase callejera, le recomendamos que afine.

eduardorolland@hotmail.com