1Diana, Raquel y Gelu Carrera, tres hermanas de Goián han vuelto a hacer bueno aquello de que en tiempos difíciles hay que arriesgar más que nunca, sobre todo cuando se tienen buenas ideas. Ayer supimos por el BOE que el Ministerio de Medio Rural considera la suya excelente. En concreto una de las doce mejores presentada a los Premios de Excelencia a la Innovación para mujeres rurales, lo que se traducirá en un cheque de 25.000 euros que recibirán de manos de Rosa Aguilar.
Desde niña Diana ha sido una apasionada de la cocina, afición para la que su trabajo de administrativa apenas dejaba hueco. Un día, con la complicidad de sus hermanas, decidió apostar por hacer lo que le gustaba. Así nació Tu Menú. Al principio de forma muy modesta, en un local diminuto, pero lo suficiente para prestar un servicio inexistente en muchos kilómetros a la redonda: un establecimiento de comida casera (y barata) para llevar.
Tanto fue creciendo la clientela que no les quedó más remedio que endeudarse hasta las cejas y ampliar el negocio. Dicen que contaron con dos ayudas especialmente valiosas, la del Concello de Tomiño y la de la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural. El primero les allanó el camino burocrático y les facilitó el papeleo, y la segunda les prestó soporte técnico. Fue también la que les animó a presentarse a los Premios de Excelencia.
Todavía no se creen que el suyo haya sido uno de los proyectos seleccionados, pero será un acicate para seguir creciendo. De momento han creado nueve puestos de trabajo. Desde luego, en los tiempos que corren lo suyo es de nota. Felicidades.
El buen diente de Bertín
2Las dietas son para el verano, pero no en el caso de Bertín Osborne, que el sábado aprovechó su actuación en Baiona para darse un homenaje gastronómico. Tenía varias invitaciones para cenar, entre otras la del armador Fernando Fernández Tapias. Al final, como no quería quedar mal con ningún amigo-invitador, optó por compartir mesa con María Iglesias, a la sazón concejala de Cultura. Eligieron La Casa de Zeta, uno de los locales más concurridos de la Real Villa en el que, por cierto, no se reserva mesa.
Con la afabilidad que le caracteriza entró en la cocina, saludó a los cocineros, comprobó lo que se cocía y actuó en consecuencia. Empezó preguntando qué era aquello que tenía tan buena pinta. «Salpicón de rape y merluza», le explicaron. «Pues quiero salpicón. Y navajas. Y zamburiñas... ¡Ah!, y chuletón de buey». Es que, según confesó, no había comido.
A la hora del café se sumó Jesús Vázquez Almuíña, que pudo comprobar lo poco divo que es y lo bien que cae al personal, con el que no tuvo inconveniente en fotografiarse, charlar y lo que hiciera falta. Todo lo contrario que María Patiño, que había estado el día anterior con unos amigos de picoteo en el Jaqueivi y despachó con cara de palo a las contadas personas que se acercaron a saludarla. Ella se lo pierde.