Pamplona recuerda a Lodeiro a través de su pintura

VIGO

11 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

1Aunque nació en Vigo (1930) José Lodeiro fue de muchas partes: de París y Suiza, donde fue emigrante; de media Sudamérica, de Italia, Bélgica, Alemania, Suecia... Y de Navarra, tierra que empezó a conocer a finales de los 50 a través de los ojos de Victoria Rodríguez, con la que terminaría casándose en su Caparroso natal. Precisamente esa relación tiene mucho que ver con la exposición que, organizada por el Ayuntamiento de Pamplona, puede contemplarse estos días (hasta el 18 de septiembre) en el Pabellón de Mixtos de la Ciudadela. En total 27 óleos y 14 gouaches de la serie geométrica del pintor.

Me cuenta Victoria, que asistió a la inauguración con sus hijos y nietos, que poca gente sabe que esa serie nació precisamente en Caparroso, uno de los pueblos que tienen derecho de aprovechamiento de las Bardenas. En tal singular escenario encontró la inspiración en una de sus numerosas visitas.

El concejal de Cultura pamplonés, Fermín Alonso, echó mano de una serie de textos ajenos para recordar quién fue Lodeiro y por qué estaba feliz de que su obra pudiera volver a verse en Pamplona, donde expuso por primera vez hace 30 años. Los citados textos ajenos eran, entre otros, de Álvaro Cunqueiro («una excepcional sensibilidad para el color»), de Blanco Amor («este arcángel flamígero, tabernario, bueno hasta el llanto, flaco hasta el fácil vuelo, gritón y exaltado hasta la frontera demencial...»), de Méndez Ferrín («Vigo tiene el privilegio de que en ella aliente el genio creador de José Lodeiro. No toquéis sus cuadros, abrasan. No os expongáis a ellos durante mucho tiempo, corréis el riesgo de soñar por la noche en espacios vacíos, en desiertos planetarios, en ciudades sin atmósfera, en laberintos infinitos, en la espiral eterna»). Todo eso, y más, era Lodeiro.

Velada de sorpresas

2El patio de la Casa de Aldán, de piedra que no de chicle, no daba para más el martes con motivo del semanal concierto veraniego. Y eso que los asistentes no sabían que les aguardaban sorpresas. Según el programa, justo después del aperitivo a base de mejillones de las bateas de la zona y albariño, amenizaría la velada musical el cuarteto de jazz compuesto por Antón Campos, Emilio Atenas, Pedro Freijeiro y Miguel Sucasas.

Con lo que nadie contaba era con un presentador de lujo, Xosé Manuel Budiño. La entrada del moañés en el recinto al son de la gaita arrancó tan largo y cerrado aplauso que tuvo que dejar de tocar porque no se oía la música. Cuando se recuperó el silencio, y tras contar el especial cariño que sentía por la casa de Marisa Barrio, a cuya inauguración asistió, volvió a ejercer de gaiteiro.

La otra sorpresa de la tarde fue la presencia del ministro José Blanco que, junto a Ana, su mujer, fue una de las docenas de personas que tuvo que seguir el concierto (y el recitado) de pie. Y eso que llegó 10 minutos antes del inicio. Los protagonistas del recitado fueron Xavier Castro y Ventura Pérez Mariño.