El futuro del Bloque está siendo tan seguido en el seno de la formación nacionalista como en el Partido Popular. Las mociones de censura puestas en marcha en Cee y en Muros, con una hasta ahora imposible alianza de populares y nacionalistas, no han hecho más que alimentar en un concreto sector del PP vigués la ilusión ante un futuro distinto en la corporación viguesa ante una hipotética ruptura abrupta en el BNG.
Dicho sector estaría encantado de que se repitiese la ecuación popular-nacionalista que en el 2003 llevó a Corina Porro a la alcaldía. Sería para ellos el atajo para acabar con las dudas sobre la lejana candidatura del PP a la alcaldía. Sería también la fórmula más radical para cortar la carrera del actual regidor. Y para ello, no dudan en su análisis de posibilidades el sugerir que se ofreciese a Santiago Domínguez todo lo que pudiera pedir y más, si al final la corriente en la que se integra (Máis Galiza) rompiese con el BNG. Él sería el objeto de deseo para completar una moción de censura de 14 y sin necesidad de complementarios.
Pero la teoría de dicha estrategia apenas supera el mundo de la ficción, al menos en este momento. Pese a que la sintonía entre José Manuel Figueroa y Domínguez es mil veces mejor que entre el nacionalista y Abel Caballero, el portavoz del BNG se ha encargado de repetir desde el inicio del actual mandato que nunca favorecería el retorno de la derecha a la alcaldía de la ciudad. Además, está por ver que aunque Máis Galiza rompiese el día 11 (fecha de celebración de su asamblea) con el BNG, Domínguez tomase el mismo camino.
El ex teniente de alcalde se ha distanciado en los últimos tiempos del cabeza visible de su corriente, Carlos Aymerich, y además ha roto en Vigo la deriva de desconfianza de distintos sectores del frente hacia la UPG con la alianza con la que este viernes quedó conformado el consello local del Bloque más equilibrado de hace mucho tiempo: mitad de la UPG y mitad de Máis Galiza.
La falta de acuerdo registrada en otras localidades, o la reserva para la UPG de la mayoría de los puestos de dirección no se han dado en Vigo. Aquí ya fue la única ciudad donde la cúpula del BNG no impuso un candidato upegallo en las pasadas municipales, y eso hace que Domínguez sea más proclive, si cabe, a mantener puentes con el sector mayoritario del Bloque. El propio portavoz nacional, Guillerme Vázquez, se implicó personalmente esta semana en hacer de la nueva dirección de la organización en Vigo un ejemplo de entendimiento entre los dos sectores enfrentados.
El inicio de las conversaciones para aprobar los presupuestos municipales entre BNG y PSOE es otra señal que Domínguez ha querido mandar en un momento muy concreto para hacer evidente su deseo de continuidad, de la misma manera que Caballero ha cedido precisamente ahora a las condiciones nacionalistas para no alimentar el fantasma de la inestabilidad.
Por todo ello, Domínguez acudirá el día 11 a la asamblea en la que Máis Galiza decidirá si abandona o continúa en el Bloque con la idea de no abandonar. Tiene el respaldo de la militancia para seguir abonando el camino de los acuerdos con la UPG, y la posibilidad, incluso, de formar parte de nuevos proyectos, como el que se abra en las próximas elecciones autonómicas, aunque ahí los puestos se van a vender muy caros. Carme Adán acaba de ascender en la nueva ejecutiva del frente y es miembro de la mesa del Parlamento. Henrique Viéitez, tiene también su puesto consolidado. Pero todo es posible, todo, menos una alianza entre PP y parte del BNG, por lo menos, en el escenario actual.
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