Caballero acepta llevar los servicios al nuevo hospital y bajar los impuestos en el 2015, pero el cambio del recibo del agua tendrá que esperar
06 mar 2014 . Actualizado a las 20:56 h.En un ambiente de cordialidad impensable hace solo unos meses tras años de durísimos enfrentamientos políticos, la oposición popular y el gobierno socialista en minoría y la oposición popular tienen casi cerrado un acuerdo presupuestario. En la reunión de hoy se desbloquearon dos de los asuntos más importantes (la colaboración municipal en las obras del nuevo hospital y una rebaja de impuestos en el 2015) mientras parece alejarse una rebaja en el precio del agua, tres asuntos considerados por los populares como líneas rojas sin las cuales no habría pacto.
El más importante de todos es el nuevo hospital, un proyecto boicoteado durante años por Caballero hasta el punto de que aprobó en pleno recurrir el convenio firmado por la exalcaldesa Corina Porro para llevar los servicios a pie de obra. Hoy se ha sabido que tal recurso nunca se presentó y ahora el gobierno socialista lo cumplirá, aunque intenta enmascararlo aduciendo que son para los vecinos de las parroquias donde se ubica, Valladares y Beade, y para un parque industrial cercano.
Respecto a la rebaja de impuestos, lo único por aclarar es si será del 1,4 % con carácter general, como quería el PP, o selectivo para las personas y familias de menores ingresos, como prefiere el PSOE.
Factura del agua
El tema menos claro es el futuro del recibo del agua, un asunto polémico desde hace años. En Vigo se pagan 30 metros cúbicos cada dos meses aunque no se abra el grifo, y el PP (y también el BNG) quería que se pague solo lo realmente consumido. La solución buscada es que la Universidad realice un estudio, que ambas partes se comprometen a acatar y ejecutar. Por tanto, quedaría en el aire sin una decisión en firme.
Después de cuatro reuniones negociadoras, la que tendrá lugar el próximo lunes podría ser la definitiva. Así lo quiere el PSOE, aunque el PP no admite que puede ser la última.
Mientras tanto, el BNG se ha situado claramente en la oposición y los socialistas lo critican como nunca en los últimos siete años. Un cambio completo en la política municipal de alianzas.