La actriz que colecciona sabores auténticos

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

VIGO

miguel souto

La artista está inmersa en un proyecto de recuperación de simientes autóctonas y dignificación del rural

01 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mabel Rivera ha conseguido entrar en las casas de todos los gallegos. Lo hizo como la Balbina de la serie Pratos combinados y como Leonor, la «mala, malísima» de Pazo de familia. También como dobladora, siendo la voz gallega de Michelle Pfeiffer en La edad de la inocencia y alter ego sonoro de la británica Deborah Kerr en la TVG. Pero hay otra faceta menos conocida de ella con la que también le gustaría entrar en todos los hogares de sus paisanos. O en sus huertas y despensas por lo menos.

 La actriz compagina las maratonianas jornadas de plató con la agricultura ecológica. Libera el estrés acumulado produciendo compost y recupera la paz en sus exilios voluntarios a la sede de la Fundación Galicia Verde en Levoso, en la parroquia de Quintillán (Forcarei).

La Fundación es la gran obra de su marido, Enrique Banet, un director de fotografía y realizador de televisión que dirigió durante años el programa televisivo Senda Verde. La Fundación Galicia Verde fue la traslación al terreno de la filosofía de aquel espacio medioambiental «que tivo moitísima audiencia pero que non parecía ser de moito interese para os directivos da TVG», cuenta Mabel.

Es la demostración de que otra forma de producción y de consumo es posible. Aunque vaya en contra de los intereses de las multinacionales y encuentre a cada paso más piedras en el camino que combustible para seguir avanzando.

Pero ni Banet y Rivera son tipos de rendirse fácilmente. Y aunque parezca una utopía -y pese a que a veces se vean casi predicando en el desierto-, la Fundación ha conseguido ya sus primeros logros. Como su botín de simientes autóctonas, que suma alrededor de 130.

La recuperación de semillas autóctonas es uno de los pilares fundamentales del proyecto. Cuando la Fundación echó a andar, los impulsores pidieron a los agricultores de la zona semillas que luego reprodujeron en sus bancales y distribuyeron a otros productores, para ir extendiéndolas lo máximo posible y para ganarle todo el terreno posible a las simientes compradas que ya solo dan buenos frutos a fuerza de tratamientos químicos adicionales. «As sementes autóctonas son as máis sanas que pode haber porque non hai insumos químicos no seu cultivo», comenta Mabel. «Levoso, por altitude e climatoloxía, é unha zona dura. As sementes que se levan de aquí e se plantan no Rosal saen como un tiro», asegura. «Hai unha garantía de saúde do alimento e de potencia», indica. Y de sabor, porque el del fresón de Levoso o los tomates cherry que allí se cultivan ya solo existen en la memoria o en el paladar de unos pocos privilegiados.

La Fundación invita a los agricultores que conserven semillas autóctonas a hacérselas llegar para recuperarlas como legado para las generaciones futuras. A quienes colaboran, las mejores le son devueltas una vez que la planta da sus frutos. Una parte la conserva la Fundación para seguir reproduciendo y otra se envía a países en vías de desarrollo que se están quedando sin simientes por la introducción masiva de transgénicos. «A semana pasada fixemos un envío a colectivos de mulleres indíxenas de Nicaragua de sementes de chícharos, xudía ou leituga de aquí», explica Mabel Rivera.

Aparte de repartir salud en forma de semillas libres de toda sospecha, la Fundación aspira también a convertir la agricultura ecológica en motor económico rural, para evitar la galopante despoblación de la zona. La entidad trabaja en la constitución de una UTE local de productores ecológicos que venda a domicilio sus cosechas para evitar los intermediarios, la ruina del pequeño agricultor.

El escaparate de la labor de la Fundación es la Feira de Sementes e Plantón Ecolóxicos que el domingo 13 de mayo celebrará su octava edición en Levoso. Al frente de la organización está la actriz. Rivera culmina esta semana el rodaje de la película Arima, primer largometraje de la directora vasca Jaione Camborda, que vive y trabaja en tierras gallegas. Pero entre sesión y sesión encuentra hueco para ultimar los detalles de una cita que es el paraíso de los devotos de la vida sana. En ella se pueden comprar semillas y plantón para cultivar una huerta ecológica, debatir sobre estos productos o tomarse un tentempié escuchando buena música en directo.