Los microplásticos llegan al río Miño

Monica Torres
mónica torres A GUARDA / LA VOZ

VIGO

aquamusem do río Minho

Alarma en la cuenca fluvial tras confirmarse la presencia en el estómago de anguilas de los temidos desechos que amenazan el medio ambiente

15 ene 2019 . Actualizado a las 09:14 h.

La contaminación por microplásticos ha llegado al padre de los ríos gallegos. Carlos Antunes, director del Aquamuseum de Vila Nova de Cerveira, que participa del proyecto MigraMiño-Minho en colaboración con las universidades de Vigo y Oporto, confirma la presencia de estas partículas en el estómago de anguilas del Miño. Documenta con imágenes la entrada en la cadena alimenticia de este animal, a medio camino entre la carne y el pescado, mediante el pejerrey de agua dulce, cuyo nombre científico es Atherina boyeri. Se trata, explica el biólogo, de fibras plásticas en los contenidos estomacales de esta especie, muy importante en la alimentación de depredadores como la anguila. 

Su localización es sorprendente al tratarse además de un cauce fluvial, ya que lo más usual era encontrar estas partículas en el pescado y el marisco de diferentes regiones marinas de la Tierra y también en la sal.

La confirmación científica llega con el arranque de la campaña de lamprea en el Miño y a poco más de quince días de que la Fundéu BBVA diera a conocer el vocablo Microplástico, como la palabra del año 2018. Existen dos tipos de estos fragmentos de plástico que se han convertido en una de las principales amenazas para el medio ambiente y la salud de los seres humanos.

Antunes explica que, hasta ahora, han identificado lo que se conoce como microplásticos primarios. Se trata de «precursores industriales como los pellets». «Estas microesferas son utilizadas muchas veces por la industria como materia prima para producir objetos de plástico, pero, los microplásticos existentes en el medio acuático, también proceden de la degradación de otros mayores, como bolsas de plástico, envases y redes de pesca, que es lo que se conoce como microplásticos secundarios».

Además del impacto en el medio ambiente, Antunes advierte que «la ingestión de plástico por parte de los organismos puede conllevar también una contaminación química dada la toxicidad de algunos productos que componen el plástico, circulando por la cadena alimentaria hasta llegar al ser humano».

El director del Aquamuseum lamenta también que no se financien más estudios para analizar la situación real del impacto. De hecho, estos hallazgos no son el objetivo del proyecto en el que participan las universidades, que se centra en la protección y conservación de peces migradores en el tramo internacional del Miño y sus afluentes. Durante los muestreos es cuando se practicaron los hallazgos. «Ningún sistema natural está a salvo, conocer las fuentes es importante para legislar y cambiar actitudes», reitera el responsable de este museo del agua dulce de Cerveira.

La angula nace en el río pero su vida se mueve entre dos aguas, las fluviales y las del Atlántico, donde se desarrolla. Las larvas nacen en el río, donde permanecen durante cerca de cuatro años. Luego sufren una metamorfosis tras la cual se desplazan siguiendo la corriente que las llevará hasta el mar. Cuando alcanzan la madurez sexual, las lampreas regresan al lugar exacto en el que nacieron para reproducirse y morir.

Para Carlos Antunes, la prioridad es «sensibilizar y concienciar a los legisladores pero, especialmente, a los ciudadanos, cambiando actitudes. Con esta intención, está en marcha en la zona conocida como Val do Miño y que reúne a cuatro municipios del norte luso, una campaña de visibilización del problema con actividades para promover un mayor conocimiento y mejor gestión de los residuos sólidos urbanos. Está promovido por el aquamuseum y el Concello de Vila Nova de Cerveira Con la colaboración del Centro Interdisciplinar de Investigação Marinha e Ambiental de Portugal.

La campaña de la lamprea continúa con normalidad y sin grandes capturas, aunque es demasiado temprano para hacer valoraciones, dicen los pescadores.