Ribera Salud firma la compra de Povisa y promete contar con su plantilla

VIGO

Oscar Vázquez

El hospital vigués ha pasado a manos norteamericanas esta mañana, a la espera de que Competencia lo autorice. Los antiguos propietarios dicen que modernizaron el centro sanitario y que concluyen con su «período provisional» de 23 años en el sector sanitario

03 oct 2019 . Actualizado a las 16:51 h.

El Hospital Povisa ya pertenece al grupo norteamericano Centene Corporation. Esta mañana ha firmado su compra en Madrid a través del grupo valenciano Ribera Salud. El consejero delegado del Grupo Nosa Terra 2000 -socio mayoritario de Povisa desde 1996-, José Bernardo Silveira, y el de Ribera, Alberto de Rosa, han rubricado un acuerdo que estaba previsto que se firmase ayer pero que se tuvo que aplazar por los trámites. Con el acuerdo de hoy, culmina la operación que La Voz avanzó el fin de semana, y Povisa ha dejado de ser un hospital de capital gallego y el Servizo Galego de Saúde ha pasado a disponer de un concierto con una empresa con sede en Misuri, Estados Unidos.

A través de Ribera, Centene se hace con el 93 % del hospital, que es el porcentaje que estaba en manos de la familia Silveira a través de distintas empresas. El resto corresponde a algunos médicos y a otros pequeños accionistas. Ahora, Ribera Salud tendrá que notificar la operación a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Cuando reciba la notificación, este organismo tendrá un plazo máximo de un mes para dar su visto bueno a la operación. Mientras, el Grupo Nosa Terra XXI vuelve a centrarse en exclusiva en el mar.

En un comunicado, el consejero delegado de Ribera Salud, Alberto de Rosa, ha dicho que «Povisa es uno de los hospitales más improtantes de nuestro país, con excelentes profesionales y servicios». «Esperamos poder sumar con nuestra experiencia y conocimiento para seguir dando el mejor servicio a los ciudadanos, contando con el excelente equipo humano que ha hecho de Povisa un referente en calidad asistencial».

La carta de Silveira

El todavía consejero delegado de Povisa, José Bernardo Silveira Martín, ha enviado una carta a la plantilla para informar de la compraventa. Silveira dice que con la operación sellada esta mañana «el Grupo Nosa Terra XXI [el holding familiar, dentro del cual está Nosa Terra 2000, dueña de Povisa] concluye un período provisional que se ha prolongado durante 23 años y vuelve a centrarse en el ámbito marítimo». Según el análisis de Silveira, esa provisionalidad consistió en rescatar un hospital con problemas financieros y laborales, con vocación local, y convertirlo «en un hospital multipremiado y certificado por los organismos y auditoras de calidad más exigentes».

Nosa Terra XXI concluye un período provisional que se ha prolongado durante 23 años

A cambio, cede el control del hospital, dice, «a una de las corporaciones sanitarias más punteras del mundo», en referencia a Centene. «Ha llegado la hora de que [el hospital] se sume al proceso de concentración que vive desde hace unos años el sector para así encarar el futuro con mayor fuerza, aprovechando las enormes sinergias que se derivan de su pertenencia a una gran corporación sanitaria multinacional».

Hasta ahora, la gerente había informado someramente de la inminente venta al comité de empresa, después de que La Voz la hiciera pública, y el director médico a los jefes de servicio. En esta primera comunicación del propietario a su personal, Silveira dice que tanto «Ribera Salud como yo mismo estamos comprometidos en que se produzca un proceso de transición ordenado, para tranquilidad de todos los trabajadores y también de nuestros usuarios y pacientes».

Povisa es el mayor hospital privado de Galicia y el tercero de España en número de camas. Es también el único que mantiene un concierto singular con el Sergas, un contrato que le permite ser el hospital de referencia para una parte de la población de Vigo. Los 135.000 pacientes que tiene asignados el centro sanitario seguirán siendo tratados en él, según ha confirmado Sanidade. Para ellos, Povisa seguirá actuando como su hospital público, aunque se haya producido un movimiento en la propiedad. El centro sanitario tiene un contrato con el Sergas hasta agosto del 2022, con opción a prorrogarse dos años más. Después, tendrá que ser renegociado, algo a lo que aspira el nuevo dueño.

Las partes no han trasladado ninguna información sobre los datos económicos de la operación, aunque las fuentes del sector sanitario consultadas por La Voz avanzaban esta semana que la operación de compraventa ronda los 22 millones de euros, a pesar de los grandes activos que tiene Povisa y de que es el único hospital que tiene garantizado un cliente de la potencia del Sergas durante tres años más, en los que seguirá pagándole alrededor de 80 millones al año por sus servicios. 

Ese concierto fue renegociado a finales del año pasado, después de que el centro sanitario solicitase el preconcurso de acreedores por su insolvencia. El Sergas paga a Povisa una tasa por paciente, conocida como cápita. Fruto de esa renegociación, la cápita se bajó de 540 a 505 euros, aunque el Sergas asumió gastos que hasta ahora estaban en manos del hospital, como una parte importante de los medicamentos más caros, que habían llevado a la empresa al borde de la quiebra. Un informe del Consello de Contas estimó que esos cambios en el concierto harán que Povisa ingrese cada año entre 3,5 y 4,5 millones de euros más. A eso se añaden otros procesos que se facturan aparte del pago por paciente, como las operaciones que el Sergas le contrata en los servicios de referencia, tales como cirugía maxilofacial o de la mano, en los que Povisa atiende a toda la población del sur de Galicia.

La mala situación ha llevado a la propiedad a deshacerse del hospital. El centro sanitario declaró el año pasado 7 millones de euros en pérdidas, el peor resultado contable de su historia. El último concierto con la sanidad pública operaba desde septiembre del 2014, y desde el 2015 Povisa no salía de los números rojos. En los cuatro años que van desde el 2015 hasta el 2018, el hospital acumuló 18,3 millones de euros de pérdidas después de impuestos. Su auditor, Deloitte, advirtió en un informe de este año al que tuvo acceso La Voz que el hospital tenía «una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento».