Los dos años de Corina Porro en el Puerto se caracterizaron por dar continuidad al pulso mantenido con Abel Caballero desde el 2007, cuando el socialista le arrebató la alcaldía, y que ella trató de recuperar en el 2011 sin éxito (aunque por un solo concejal) desde el trampolín portuario. Su gestión tuvo un claro enfoque local, que primó al centrarse en reordenar la fachada marítima y reorganizar los usos portuarios en su franja urbana central. Paseos en la zona de A Laxe, Areal y Bouzas abonaron esa previa de la carrera electoral municipal, presente también en su decisión de enterrar el plan Nouvel y la torre soñada por Caballero junto al mar. Él le paró, a cambio, las fuentes cibernéticas con las que Porro quería recibir a los cruceristas y el tinglado sociocultural pensado para O Berbés.