El túnel afectará a las raíces del Olivo

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

Oscar Vázquez

El fin de año dejó la tala de cedros de la Ronda, la limpieza del estanque de Navia y la prórroga de la concesión del agua

05 ene 2021 . Actualizado a las 01:46 h.

Esto nos pasa por precipitarnos. Hace una semana hacíamos el balance ambiental del año e, ingenuamente, pensábamos que con apenas unos días para terminar el año pocas novedades se producirían. Subestimamos la capacidad de sorprendernos del Concello de Vigo, lo que hace pertinente un epílogo. En realidad, poca novedad añade el paroxismo de las talas de arbolado urbano en los días finales del año, incluyendo la ironía de que los últimos cedros de Ronda de Don Bosco no solamente, decían, eran árboles a conservar, sino a proteger. Como muchos nos temíamos ahora ya están protegidos para siempre en el cielo de los árboles, si eso existe.

El origen del deceso arbóreo parece estar, a falta de la explicación oficial, en una actuación negligente en las obras que pudieron dañar las raíces, lo que nos lleva a una seria preocupación para el futuro inmediato de nuestro árbol emblemático, el olivo del Paseo de Alfonso. Las obras del túnel afectarán inevitablemente a sus raíces y, vista la experiencia, nos tememos lo peor. Circulan ya por las redes algunas imágenes actualizando el escudo de la ciudad eliminando del mismo el olivo y dejando solamente, bien visible e iluminada, la fortaleza. Esperemos que la cosa se quede en una broma, pero hablando del túnel de Porta do Sol quizás algo nos está pasando desapercibido: la evidencia demuestra que no hace falta. En contra del apocalipsis circulatorio que se llegó a anunciar por parte del Concello cuando entidades como Vigo Histórico proponían argumentadamente simplemente eliminar el tráfico en lugar de esconderlo bajo la alfombra, que a la larga lo incrementaría, el propio Concello reconocía que ese desvío por las obras funciona magníficamente y no implica trastornos ni retrasos significativos.

Esto nos lleva a una pregunta lógica: si esta medida provisional demostró, Concello dixit, que funciona magníficamente bien, ¿por qué no hacerla permanente? Parece lo más sensato económica y ecológicamente, pero no es la sensatez precisamente lo que acostumbra a detener retroexcavadoras y motosierras.

Y el mismo día de Navidad nos regaló el rescate de los peces en Navia. No es nuevo, en estas páginas denunciamos más de una vez como la «limpieza» de estanques urbanos se llevó por delante poblaciones enteras de anfibios (protegidos) e invertebrados. En este caso, un matiz importante: hablamos de especies exóticas que fueron liberadas irresponsablemente allí por el vecindario. Nunca se debe hacer eso (y menos en un espacio natural), pero una vez en los estanques tampoco la ética permite dejarlos morir en lenta agonía y con sentidiño los vecinos los trasladaron de uno a otro (no al medio natural) e instalaron un refugio bajo unas lonas para darles una oportunidad frente a los depredadores que, ahora sí de forma natural, gradualmente irán controlando la superpoblación.

En cuanto a la respuesta oficial, tras un par de días circulando por las redes docenas de fotos y vídeos en los que se veía perfectamente la agonía de los peces y su rescate, enviaron una nota negando la evidencia. No pasará a la historia como una de las páginas más brillantes de la comunicación municipal. A lo mejor habría sido más honesto reconocer los hechos y más elegante agradecer al vecindario ese rescate en lugar de acusarles implícitamente de mentir.

Y justo en el penúltimo día del año llegó la relativa sorpresa de una nueva prórroga a la concesionaria del agua. Abandonemos la esperanza, hasta dentro de otro lustro, de que este bien esencial, un derecho humano, vuelva a ser gestionado de forma pública. Quizás en un Concello en el que para ponerle nombre a una gaviota o un arbusto se habilitan canales de participación ciudadana en la web institucional sería posible hacer lo mismo para opinar sobre la gestión de un bien esencial para la vida, pero esto de la participación pública viene siendo como los pimientos de Padrón: para algunas cosas sí y para otras, non.

 Es algo que le podemos pedir todo a los Reyes Magos, y portémonos bien, que con la emergencia climática actual no está la cosa como para que nos traigan carbón.