Una jueza dice que la mascarilla de un atracador es un disfraz y le agrava la condena

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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El implicado, un exrecluso, ha sido condenado a casi 5 años de cárcel por asaltar un banco a punta de pistola enfrente de la casa que okupaba

10 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un atracador ha sido condenado a casi cinco años de cárcel por asaltar un banco a punta de pistola llevando puesta una mascarilla quirúrgica. Ha visto agravada su condena de prisión porque, durante el asalto al banco ubicado frente a su casa, usó el cubrebocas, que la jueza equiparó al uso de un disfraz para ocultar su identidad. Lo curioso del caso es que el robo fue en octubre del 2020, cuando comenzó la segunda ola de la pandemia, y las autoridades obligaban a todos los ciudadanos a usar la venda protectora para evitar contagios del covid.

El abogado del delincuente alegó que la protección antivírica no podía ser considerada un disfraz porque la obligación cívica de su defendido era usar la mascarilla en lugares públicos o al aire libre, incluso cuando entraba en una oficina bancaria. Lo chocante es que todos los clientes entraban en dicha sucursal con mascarilla y los empleados, a simple vista, no podían distinguir al que era un atracador.

El juicio se celebró el 25 de mayo en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo. La magistrada analizó en la sentencia el uso de la mascarilla y concluye que era un disfraz, entendido como el empleo de un medio apto para desfigurar el rostro o la apariencia externa de una persona al tiempo que se comete el delito para dificultar la identificación del autor.

La magistrada se remite a la grabación del vídeo del banco, donde se aprecia cómo el acusado entró en la sucursal ocultándose bajo una peluca y con un gorro, «además de la mascarilla que portaba». A la jueza ve probado que «el acusado portaba además de la mascarilla una peluca de color rojizo, gorra y gafas de sol para dificultar su identificación». La policía recuperó en las cercanías de la sucursal las prendas que usó el asaltante y verificó que estaban impregnadas con su ADN. Tras recibir los resultados del análisis, seis meses después del golpe, en marzo del 2021, pudieron vincular al sospechoso con el atraco y detenerlo.

Debido a la agravante de uso de disfraz, el atracador ha sido condenado a 4 años, 7 meses y 16 días de prisión. El tribunal ve probado que perpetró un delito de robo con violencia e intimidación en establecimiento abierto al público y con uso de instrumento peligroso. Le aumentó la pena por las agravantes de reincidencia y de disfraz. Tendrá que indemnizar a Abanca con 1.192 euros por el efectivo sustraído.

El implicado es un exrecluso que salió de la cárcel un mes antes del golpe y vivía como okupa en una casa abandonada frente a la sucursal de Abanca, en la carretera do Freixo, en Sárdoma. La jueza ve probado que se dirigió a la cajera, le apuntó con una pistola y le dijo «dámelo, dame el dinero», y le pasó una bolsa plástica del supermercado Froiz. La empleada le entregó calderilla y el acusado le dijo que «era una mierda» y exhibió un cuchillo grande con el que dio un golpe en el mostrador gritando «no me veas». Como la cajera se quedó bloqueada, una compañera se acercó al puesto de caja, le entregó mil euros más y él huyó.