Un equipo de voluntarios de AECC reparte en Vigo y alrededores alimentos no perecederos a 13 familias
17 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Fernanda Redondo, de 42 años, es una de las voluntarias que colabora con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en su programa de reparto de alimentos no perecederos, destinado a familias económicamente vulnerables con un paciente de cáncer. Distribuye la comida —enviada desde el Banco de Alimentos— en cajas, las carga en el coche junto a otro voluntario, quien conduce, y las entrega a cada una de las familias beneficiarias, trece en esta ocasión. «Depende de las necesidades del paciente, la cantidad [de comida] varía», explica. Aunque empezaron el jueves, aún no han terminado de hacer el reparto, que se extiende por Vigo y alrededores.
La labor de los voluntarios se limita únicamente al embalaje y entrega de los alimentos. Hasta el año pasado los recogía el beneficiario en la sede viguesa de la asociación. La situación de especial vulnerabilidad sanitaria provocada a raíz del covid-19 obligó al organismo a replantear el programa, en colaboración con el Fondo Europeo Agrícola de Garantía (FEAGA). Según explica la coordinadora de voluntariado, Ana Díaz, la decisión se tomó por una razón de prevención: «Si tenemos los recursos humanos, ¿por qué no hacerlo?». La plantilla de voluntariado de la AECC se renueva constantemente, sobre todo tras la crisis sanitaria, cuando se volvió una prioridad proteger la salud de los veteranos. Para cooperar basta con llamar al teléfono de Infocáncer (900 100 036) e indicar la intención de inscribirse como voluntario en Vigo. No hay condiciones, aunque para el reparto de alimentos es preferible tener carné de conducir. «Las personas jóvenes pueden colaborar de una forma en la que no pueden las mayores», explica Díaz, refiriéndose a la carga de pesos, entre otros. Las veteranas aportan, sin embargo, experiencia. Fernanda Redondo corrobora su implicación: «Me impactó que una mujer viniese a la cuestación tras enterrar a su hermana», cuenta.
El programa se ofrece a los pacientes de la asociación y a sus familias. Son las trabajadoras sociales del organismo quienes se encargan de recoger la documentación del paciente y de desempeñar una labor de seguimiento y valoración. «Hay gente que lo solicita y otras personas a las que se lo sugerimos», explica una trabajadora social de AECC, María Sanmartín. Este servicio se ofrece como complemento a otras labores sociales que desempeña la entidad, que aumentó el presupuesto destinado a ayudas de 18.000 euros a 36.000 a causa de la pandemia.
«Es muy gratificante», asegura Redondo sobre la labor que realiza. El contacto con los destinatarios durante el reparto es mínimo, pero algunos se detienen a hablar y contarles cuál es su situación: «En una ocasión un hombre se echó a llorar nada más abrir la puerta», recuerda la voluntaria. Además de la formación previa a participar en cualquier actividad, insiste en la importancia de aplicar la lógica y tener cuidado en el trato: «Se trata de no hablar ni de más ni de menos», reflexiona.