La memoria de Cans a 24 fotogramas por segundo

celia eiras VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

El artista multidisciplinar Juanma LoDo coordina cada verano un documental colectivo sobre la historia del pueblo para exhibirlo en septiembre en el festival de cine. Hoy presenta «Mujeres del estraperlo»

02 sep 2021 . Actualizado a las 02:13 h.

Hoy, los chimpines de Cans encienden los motores. La cumbre cinematográfica del agroglamur celebra su mayoría de edad por todo lo alto, homenajeando a los habitantes de la aldea y su memoria. Por quinto año consecutivo, Juanma Lodo (O Porriño, 1983), vecino honorífico de Cans, presenta otro documental colectivo gestado dentro del Proxecto Cans 303.

Su curso de formación reúne cada verano a varias personas interesadas en adquirir nociones sobre lenguaje audiovisual a través de la producción de un cortometraje de no ficción. El enfoque argumental cambia cada año, pero el objetivo siempre es el mismo. «Buscar la memoria de Cans», afirma Lodo, que coordina a un grupo muy heterogéneo de alumnos de entre 18 y 60 años.

La película que han realizado este año, Mulleres do estraperlo, indaga en la historia de aquellas vecinas que recorrían por las noches el camino hasta los montes limítrofes con Portugal para recoger mercancías de contrabando y llevarlas a Cans. Alrededor de las protagonistas circulan muchas historias que van de amoríos ocultos hasta redes de soborno de carabineros. La idea se la dio María Jesús Sánchez, Mari da Carreira, nieta de una de las estraperlistas en la posguerra.

Para Lodo y sus pupilos, no suele ser difícil contactar con las personas que guardan la memoria del pueblo: «Nos acogen en sus casas y nos cuentan sus historias; tantas que muchas veces nos quedamos sin espacio en las tarjetas». Aun así, este verano fue algo más complicado, ya que trataron un delito «del que mucha gente no quiere hablar porque tiene miedo». De una decena de testimonios iniciales con los que contaban, solamente cuatro declararon finalmente.

El proceso didáctico de Cans 303 es simple. En primer lugar, el coordinador enseña a sus discípulos nociones sobre el montaje soviético. Luego les ordena pequeños ejercicios para que los pongan en práctica, como «exponer cómo se hace una tortilla» plano a plano. El meollo de la cuestión viene después, con «el agobio y el nerviosismo» en el desarrollo del rodaje. Lodo utiliza entonces esa misma tortilla para explicar cómo se hace una película: «No vale solo con la receta y los ingredientes, hace falta también el aceite, el fuego y la sartén».

«Es imprescindible planificar en el proceso», sostiene el realizador. Por eso el equipo técnico de Cans 303 se asemeja mucho al de una producción profesional, con script y claqueta. Pero no hay planificación que valga para un calendario tan ajustado. «El documental nunca está listo hasta el último día», pero siempre llegan. Eisenstein pasó la noche previa al estreno de El acorazado Potemkin cortando y ensamblando tiras de celuloide. Ayer se estaba grabando la banda sonora de Mulleres do estraperlo.

La memoria del pueblo

Juanma Lodo nació en Atios, aldea vecina de Cans. Creció escuchando las historias de la parroquia y no se le fue el runrún cuando marchó a Portugal a estudiar diseño industrial y gráfico. Aun dando clases en Vilanova de Cerveira, volvía constantemente a O Porriño.

En una de esas, le pidió prestada una cámara de vídeo a un amigo y empezó a grabar un documental amateur sobre uno de aquellos relatos que había escuchado de pequeño. A principios del siglo XX, se comenzó a hacer una línea de tranvía entre Vigo y el balneario de Mondariz. Para salvar el desnivel del alto de O Confurco de Cans, «empezaron a excavar un túnel de un lado y del otro, pero no se encontraron en el medio».

Este fue el primero de varios cortometrajes que llevó al festival de Cans. Hablando con Alfonso Pato, director del festival, sobre «lo bonito que sería hacer que la gente del pueblo aprendiese a hacer cine», ideó hace cinco años el Proxecto Cans 303. Con sus alumnos ha filmado los bares, la cantera o la música locales.

Un artista multidisciplinar

Juanma Lodo consigue un hueco para Cans cuando no está dando clases de diseño gráfico, dirigiendo videoclips -faceta con la que competirá en el festival-, haciendo fotografía de moda o produciendo espectáculos.

Junto a David Quiles forma el dúo de música electrónica Cachopou, que se caracteriza por un estilo «muy desestructurado». «El orden es indispensable en el cine, pero también me gusta el caos», explica el artista.

La grabación de su primer disco es paradigmática: «Invitamos a músicos a colaborar y, cuando entraban en el estudio, hacían lo que querían sin que los demás supiésemos lo que era». Luego grababan otros artistas, sin escuchar lo anterior, y así sucesivamente. El resultado fueron un montón de pistas tomadas por separado que luego se unieron de forma aleatoria para crear canciones. Solo un artista total puede manejar orden y desorden a la par.