Un amor que le devolvió el mar

María Caldas VOZ / VIGO

VIGO

Oscar Vázquez

La nadadora ourensana afincada en Vigo Estíbaliz Bugallo es una todoterreno compagina su trabajo de ingeniera con la natación y la maternidad

05 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La ourensana Estíbaliz Bugallo, que se trasladó a Vigo hace más de 12 años, se acaba de hacer con el primer puesto en la Travesía a Nado Costa Serena de 4000 metros. Detrás de los triunfos se esconde una vida de constancia y sacrificio en la que, por un tiempo, la natación pasó a un segundo plano. Con solo 16 años, la deportista dejó la natación. Sus estudios eran lo principal para ella, y lograr ser ingeniera requería todo su tiempo y esfuerzo. Tras mudarse a Vigo y finalizar la carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones, decidió que era el momento de reencontrarse con el agua.

Lo que no se esperaba era que el amor la pillase nadando y la impulsase a recuperar su carrera como deportista. «Conocí a mi marido cuando decidí volver a nadar. Me ayudó a creer que podía ganar y a recuperar la confianza en mí», destaca.

Sacrificio y constancia

Tras conocer al nadador con el que ha formado una familia, Estíbaliz comenzó un camino de «constancia y cabeza fría», como ella misma lo denomina. «Me volví a enganchar en cuanto comencé a nadar de nuevo. La natación me evade», señala la actual medalla de plata de España en aguas abiertas.

Dicho campeonato, disputado el pasado mes de mayo, era su objetivo principal desde el principio de la temporada. «No conseguí el oro en Gerona, pero quién sabe lo que puede pasar el año que viene. Creo que todavía puedo hacer daño en competición nacional», comentaba.

Respecto a la organización deportiva que sigue, la ourensana dice: «En septiembre, mi entrenador y yo planificamos la temporada en función de las competiciones que haya en Galicia». «Si van surgiendo otras cosas se van adaptando con un margen de un mes».

La nadadora asegura no presionarse e «ir viendo poco a poco» en función de sus circunstancias personales. Asimismo, otra forma de demostrar su constancia es levantándose a las siete de la mañana para hacer ejercicio. «Habitualmente voy a hacer deporte con un compañero, mientras que los miércoles y viernes acudo una hora y media con mi entrenador». «Muchas veces no apetece madrugar tanto para ir a hacer ejercicio, pero tener a alguien al lado te motiva y empuja a seguir», subraya.

Durante el confinamiento, a Estíbaliz le tocó disputar su mayor reto: la maternidad. Una bicicleta elíptica fue lo que la salvó de caer en el sedentarismo de la pandemia. «Cuando volvieron a abrir las piscinas para nadar yo ya estaba de ocho meses, por lo que era imposible nadar para mí», lamenta.

Tras cuatro meses de descanso, después de dar a luz, la nadadora acudía a un gimnasio especial para recuperar cuanto antes el suelo pélvico. «Tardé entre siete y ocho meses en volver a tener un buen nivel, pero siempre me mantuve con el mismo entrenador haciendo lo que podía».

Aunque asegura no estar al mismo nivel que antes de ser madre, la ourensana afirma que mes a mes aumenta su mejoría física. «Voy compitiendo en base a las sensaciones que tengo, hace meses me cansaba mucho», concluye.

Sin duda, compaginar el trabajo, el deporte y la maternidad es su mayor logro. Con el sacrificio por bandera, y la ayuda de su marido y suegra para cuidar a su hijo, Estíbaliz está consiguiendo llevar el nombre de Vigo a lo más alto.

 

Un futuro incierto

En lo que respecta a la temporada que viene, la nadadora todavía no tiene hecha la planificación, pero lo que sí que tiene claro es que, en agosto, tras la Travesía Ría de Vigo organizada por su club el Náutico de Vigo, se tomará un descanso de las aguas hasta septiembre. «Todavía tengo que coordinar con mi marido los objetivos del año que viene. Veremos si puedo volver al Campeonato Nacional de Aguas Abiertas».