Un instituto de Vigo en alerta por los adolescentes con riesgo de suicidio

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

La coordinadora de bienestar emocional del IES Valadares, Patricia Mena, y la directora, Eva López
La coordinadora de bienestar emocional del IES Valadares, Patricia Mena, y la directora, Eva López M.MORALEJO

El IES Valadares pide un psicólogo por las necesidades de salud mental para las que los docentes no están preparados, generalizadas en toda la comunidad educativo

12 feb 2023 . Actualizado a las 13:32 h.

En el IES Valadares acaban de comprar un congelador. «Es una alternativa para las autolesiones», apunta la directora, Eva López. «Los chicos nos dicen que la autolesión es la manera que tienen para dejar de sentir el terrible dolor que tienen, que es un dolor del alma: si les duele el brazo, tienen otro foco de dolor concreto para olvidarse de ese». Y como cada vez ven más autolesiones, han comprado el congelador. El hielo, aplicado de forma constante, puede provocar dolor, y en el centro han razonado que esa es una alternativa menos mala que los cortes.

El congelador es mucho más que una anécdota. La situación emocional que atraviesan los adolescentes ha desbordado al equipo del IES Valadares. Eva López es una de las tres personas que redactaron el Plan de Benestar Emocional que la Consellería de Educación distribuyó por los centros gallegos en el primer curso después de la irrupción del coronavirus. «Antes quizás teníamos un alumno en riesgo de suicidio, ahora el porcentaje es muy alto. Tenemos varios y cada mes surge uno más, algunos del mismo grupo», relata. 

Cuando identifican ese riesgo, aplican a los alumnos un protocolo específico. Básicamente, consiste en no dejarlos solos nunca. Solían nombrar a un compañero para que fuese su cuidador. Si el chico o chica va al baño, va con el cuidador. Si va a la biblioteca, con el cuidador. Pero esta es una carga pesada y alguno de estos cuidadores se ha derrumbado. Ahora están probando con un sistema rotatorio. Es un marcaje constante. Pero algunos alumnos incluso lo han pedido, porque no quieren caer en prácticas en las que han visto a otros y que, dicen los docentes, en ocasiones aprenden a través de las redes sociales. No es la primera vez que varios profesores y alumnos organizan una batida para localizar a alguno de los chicos que se ha quedado solo y no aparece.

Este año están tratando de llevar a la práctica la máxima de que lo emocional esté por encima de lo académico. Tienen una coordinadora de bienestar emocional, la profesora de educación física Patricia Mena. La implicación es máxima. Los medios no tanto.

«Nuestra orientadora es buenísima, pero el 80 % de su tiempo lo dedica al protocolo antisuicidio», dice la directora. La orientadora, en realidad, debería ocuparse de ayudar a los chicos a decidir su futuro académico y laboral. No es una psicóloga pero es lo más parecido que tienen y la necesidad está en la emocional. «En la última reunión de directores pedí psicólogos para los centros, es lo que necesitamos», dice la gestora. Detalla que si tuviese conexión directa con psiquiatría del hospital podrían resolver muchos problemas. «Nos dijeron que lo estudiarán».

Un SOS sin respuesta

No son los primeros que denuncian las carencias para abordar una situación emocional desbordante. Hace un año, los cuatro institutos de Redondela lanzaron el manifiesto Pola saúde mental da nosa mocidade. «Ansiedade, depresión, autolesións ou intentos de suicidio que ás veces chegan a concretarse son a realidade presente nos nosos colexios e institutos», clamaba aquel documento, al que se sumaron más por toda Galicia.

Su redactor fue Miguel Pérez, que dirigía el IES de Chapela. «Nunca nos responderon», recuerda ahora, como profesor de a pie, «se te chega un grito de socorro o mínimo sería chamar...». Pérez cree que «a rapazada está mal e para ser atendida ten que ir a consultas privadas». Lo positivo es que muchos han perdido el miedo a ir al psicólogo. Pero a los colegios eso no les llega.