La muralla histórica de Vigo que nadie puede ver

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VIGO

M.Moralejo

En pleno debate sobre los restos aparecidos en el paseo de Alfonso, el observtorio de A Laxe permanece tapado

21 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los restos aparecidos en las últimas semanas en el paseo de Alfonso no son únicos. En los últimos meses del gobierno tripartito encabezado por Carlos Príncipe y con Esquerda Galega en la Concejalía de Patrimonio Histórico, en marzo de 1995, se inauguró un mirador al pasado. A través de un urna, cerrada por un metacrilato, los vigueses podían asomarse a la historia de la ciudad para contemplar una pequeña parte de la antigua muralla correspondiente a la batería de A Laxe.

Veintiocho años después, la visión directa de la muralla está interrumpida por un panel en el que se explica qué hubo allí, perdiéndose la visión sobre aquellos vestigios. El sistema empleado a mediados de los años noventa no resultó el más adecuado para cumplir el fin de la obra. Las filtraciones de agua propiciaron el crecimiento de musgos que, junto con la condensación que se creaba dentro de la urna, fueron impidiendo lentamente la visión de la parte de la muralla que se quería mostrar.

A mediados de los años noventa, el Ayuntamiento quiso divulgar la existencia de aquella parte de la muralla construida entre mediados del siglo XVII y la segunda mitad del siglo XIX. En marzo de 1994, el Concello, con el impulso del concejal Xesús Costas, marcó el recorrido por distintas partes de la ciudad, y se destacaron los lugares donde estaban situadas las puertas de acceso al interior.

Los restos de A Laxe son muy importantes en la historia de Vigo porque ese tramo fue el único de todo el conjunto que fue pagado con dinero del Concello. En febrero de 1896 se obtuvo la autorización para su derribo con el objetivo de conectar el puerto con O Berbés.