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La jugadora salvaterrense cubrió una baja por lesión en el equipo italiano Matex Marabadminton, con el que se proclamó campeona continental de clubes
28 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Hace apenas tres semanas, Lucía Rodríguez (Salvaterra, 2004) ni siquiera imaginaba que iba a competir en el Campeonato de Europa de clubes de bádminton; pasado ese tiempo, tiene al cuello la medalla de oro de esa competición, fruto de una oportunidad que ni siquiera contemplaba. La ganó con el Matex Marabadminton italiano, un club con el que no había tenido ningún contacto previo, pero con la que sí tenía personas en común, de ahí que recurrieran a ella ante una emergencia.
La jugadora explica que fue «una cosa muy rápida». El equipo que contó con ella, subcampeón italiano, perdió por lesión a una de sus deportistas de dobles. «La normativa dice que puedes fichar a un chico y una chica que no hayan jugado con tu equipo en liga. Hay una chica italiana que entrena en Madrid y Ania Setién, por eso el entrenador preguntó por alguien que jugara dobles y que pudieran fichar», recuerda. Al ser un torneo en España, era una ventaja con los gastos del desplazamiento, así que Rodríguez fue la elegida.
La propuesta le llegó a una semana de irse de vacaciones, de manera completamente inesperada, y todo fueron ventajas. «Esa última semana iba a ser entrenando con calor en Madrid para luego irnos de vacaciones. Así, era una ocasión de preparar el torneo, irme allí y conocer gente. Estuvo genial», dice sin perder de vista que, aparte de lo anterior, logró la medalla.
Cuenta que le vino «muy bien» jugar el doble mixto con gente nueva y, además, extranjera. «Te da una visión nueva. Vas aprendiendo más cosas y es muy enriquecedor», destaca. Admite que al principio se sentía «bastante nerviosa», entre otras cosas, porque no está acostumbrada a hablar inglés y le costaba. «Casi todos los demás se conocían y al principio, me sentía un poco extraña. Empecé jugando el doble mixto con un compañero danés que es muy bueno y diestro, cuando yo estoy acostumbrada a jugar con un zurdo», señala. Falló bastante de inicio, confiesa, pero luego las cosas fueron a mejor.
La dinámica del torneo consistía en una fase de grupos, donde fueron muy superiores al resto de equipo y, luego, las eliminatorias. En cada uno de los duelos se juegan individual masculino y femenino y dobles masculino, femenino y mixto. En estos dos últimos participaba Lucía, que no participó en cuartos ni semifinales porque cuando un equipo se pone 3-0, no se disputan las modalidades restantes. Sí actuó en la final, junto a una compañera sueca.
Con el club de Huelva enfrente, el Matex Marabadminton iba 2-0, pero cayeron en el individual masculino y ahí entró en juego la gallega. «Estaba muy motivada de poder jugar ese partido. Fue una gran forma de cerrar esta temporada y estoy muy contenta. Me hicieron sentir una más y lo celebré casi como si lo hubiera logrado con mi equipo de toda la vida», sostiene.
Define la experiencia como «superchula» y menciona que aunque le pagaron bien, hubiera ido sin cobrar. Le dejaron la puerta abierta para volver a llamarla en el futuro e incluso la querían incorporar para disputa la liga italiana, pero Lucía tiene otro compromiso adquirido para este próximo curso que aún no puede revelar pero con el que también está «muy ilusionada».
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Traslado a Madrid
Tras varios años en el Centro de Tecnificación de Pontevedra, Lucía Rodríguez se trasladó a finales de enero a Madrid, a la Blume. «El entrenador de allí me dio la oportunidad de irme a probar dos meses, a ver si me convencía para irme en septiembre ya toda la temporada», indica. Pasado ese período de prueba, le propusieron quedarse y accedió. «Aparte de que puedo entrenar con mi pareja de mixtos, todo es más profesional», dice sobre su nueva residencia.
Confiesa que empezó la temporada en Pontevedra «un poco rayada». Después de tanto tiempo allí, no se sentía del todo cómoda y notaba que igual necesitaba ese cambio de aires. Además, comenzó los estudios de Comunicación Audiovisual y no le gustaron. «Lo dejé un poco de lado y mis padres me animaron a no perder el tiempo en algo que no era lo mío y disfrutar estos meses hasta retomar los estudios en septiembre», comenta.
Cursará online estudios de animación —lo que siempre le había llamado la atención. Será su segundo año sénior tras un primero en el que no quiso obsesionarse con las victorias, pero que no le fue nada mal.