![](https://img.lavdg.com/sc/xOPhGzKqOcvSYTQoqHExiYz5UpA=/480x/2023/08/19/00121692482161651766674/Foto/V19G3027.jpg)
Juan Santos, biólogo del CSIC en Vigo, reivindica el reparto natural de tareas «de la forma más igualitaria» y gestos cotidianos fuera del foco mediático, como el de Amaral
20 ago 2023 . Actualizado a las 22:36 h.«Llevo a mis hijos a las actividades extraescolares, a los cumpleaños, los acuesto... Por mi horario laboral, me corresponde a mí hacer esas cosas, y no pasa nada», comenta Juan Santos, un biólogo vasco del CSIC en Vigo, padre de dos hijos de siete y nueve años. Cuando se debaten las cuestiones de igualdad, es de los primeros en reivindicar el equilibrio entre los derechos de hombres y mujeres, pero asegura que existe un discurso que le hace sentir impotente. «Siempre hay quejas diciendo que los padres no ayudamos en casa, e invisibilizan a los que cumplimos con lo que hay que hacer», lamenta.
Uno de los momentos en que sintió con más fuerza esta falta de reconocimiento fue al tener que dar una conferencia en el local de una asociación Murcia, junto al parque natural de Calblanque. No tenía otra alternativa que llevarse a su hijo con él. El pequeño mantuvo la compostura los primeros minutos, distraído con las pinturas, pero al rato empezó a llamar a su padre. Para no detener la charla ni descuidar al niño, Juan tomó una decisión: dar la conferencia con su hijo en brazos.
Lo que muchos verían como un gesto excepcional, Juan lo interpreta con total normalidad. «No necesito un aplauso ni un premio por hacer lo que considero que debería hacer cualquiera, pero me gustaría que se tuviera en cuenta», señala. Lo compara, salvando las distancias evidentes, con el período de lactancia de los bebés, cuando muchas madres llevan a sus hijos al trabajo.
En casa de Juan, las labores se reparten de forma equitativa. Así como él se encarga de las tareas cuando su mujer tiene otras obligaciones, es su esposa quien cuida del hogar cuando él debe ausentarse por trabajo. «Intentamos que todo se reparta de la forma más igualitaria», afirma, y asegura que no es el único. Cuando habla con sus amigos, muchos de ellos tampoco se ven representados en la figura de marido que no ayuda en casa ni colabora en el cuidado de sus hijos.
A sus 42 años, Juan cree que buena parte de la dinámica que hay en su casa se debe a la educación que recibió de sus padres. «Siempre se dividían todo, yo no crecí viendo que mi padre no hiciese nada», reconoce. Considera que predicar con el ejemplo es una herramienta infalible, y lo nota también en sus hijos. «Ellos ven cómo su madre y yo nos repartimos las responsabilidades, y actúan de la misma forma», comenta. La pareja tiene un niño y una niña, pero a la hora de relacionarse con los demás los padres no perciben grandes diferencias entre ellos.
El biólogo insiste en que él nunca ha puesto en duda las reivindicaciones feministas, que considera necesarias, pero pide que no se generalice con los hombres, ya que algunos también luchan contra la desigualdad entre géneros. «Hay reivindicaciones como la de Amaral (la cantante se quitó el sujetador en medio de un concierto) que son muy mediáticas y tienen mucho impacto, pero también hay otras que se dan en el día a día y que no gozan del mismo reconocimiento», advierte.
Juan critica también la otra cara de la moneda. Su mujer ha recibido miradas extrañas cuando ha llevado a cabo actividades que suelen asociarse con los hombres. «Una vez pinchó una rueda y la cambió ella misma, y a la gente eso le parecía raro», señala el biólogo. Entiende que quedan muchos motivos por los que continuar luchando contra la desigualdad y pide que, por el camino, no se meta a todos en el mismo saco.
También en la formación de los menores Juan observa que su papel no es del todo aceptado. Hace dos años se presentó como candidato al AMPA de la escuela de sus hijos junto con otros dos padres que también se ofrecieron. En la reunión con la directora, alguien expresaba su incredulidad: «¡Tres hombres en el AMPA!». Señala que ya es inadmisible que en un lugar asociado tradicionalmente con los hombres se bromee con la presencia de mujeres.