La viguesa pedirá hoy en la carrera de la mujer de A Coruña más investigación
24 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Si eli_inamos las e_es de la Carrera de la _ujer, el cáncer de _a_a resulta difícil de entender. Lo mismo ocurre cuando no se habla de metástasis de cáncer de mama. Este año la marea rosa se pone en movimiento para sumar apoyo al deporte femenino y, sobre todo, para sumar dorsales con #laMquefalta. Aproximadamente, el 30 % de las mujeres diagnosticadas en estadios precoces de la enfermedad sufrirán alguna recaída con metástasis a lo largo de su vida. Es lo que le pasó, trece años después, a Pilar Diz Justo (Tomiño, 1967) y hoy ha venido desde Vigo para visibilizar esa eme implacable en la décima edición de la Carrera de la Mujer en A Coruña.
—Todos tenemos un motivo por el que correr. ¿Cuál es el suyo?
—Quiero reivindicar que el cáncer de mama no es tan rosa como lo pintan. Las que tenemos metástasis no creemos que sea tan rosa, porque existe el cáncer de mama metastásico.
—¿Esa es #laMquefalta?
—Sí. A día de hoy, es una enfermedad desconocida para el 90 % de la población. Y hay mujeres que están muriendo de eso.
—¿Es una dolencia incurable?
—A día de hoy, es una enfermedad crónica. Yo misma creí que el cáncer de mama era de color rosa, porque lo tuve hace catorce años. Supuestamente, me había curado, pero no. Y como yo, muchísimas otras mujeres.
—Cuéntenos su caso.
—En el año 2009 me operaron de un cáncer de mama con buen pronóstico, un bulto en el pecho sin ganglios afectados. Me hicieron la mastectomía con reconstrucción, quimioterapia y un tratamiento hormonal de pastillas durante cinco años. Al cabo de diez años, fui dada de alta en oncología.
—Estaba ya curada.
—Sí, pero el año pasado empecé a encontrarme mal, hinchada. Fui a urgencias y me decían que era tripa vaga. Hasta que me vio el ginecólogo y me mandó hacer un tac urgente. Descubrieron que tenía metástasis hepática y en el peritoneo.
—Se le cayó el alma al suelo.
—Imagínese. Cuando me dicen que tengo un tumor en el hígado de tres centímetros más carcinomatosis peritoneal con metástasis... Fue terrible.
—¿Se puso en lo peor?
—Pensaba que me iba a morir a los dos meses. Los oncólogos me tranquilizaron al explicarme que había tratamientos, pero fue terrible. Cuando te crees curada y, de repente, te dicen metástasis con cáncer de mama... Lo mío había sido trece años atrás y con buen pronóstico. Ni los oncólogos se lo creían.
—¿Cómo es su vida ahora?
—Estoy a tratamiento desde entonces. Yo, lo que viva, siempre estaré con tratamiento. Al parecer hay muchos y, si uno falla, te dan otro. El mío es hormonal y con un inhibidor de ciclinas, un bloqueador de las células. De momento, parece que me está yendo bien y a ver.
—¿Qué piden?
—Que se hable de ello, que haya más investigación y que los tratamientos no se demoren tanto en el tiempo. Igual que crearon una vacuna para el covid en solo tres meses, ¿para esto no hay solución?
—Es una necesidad acuciante.
—Nuestra vida depende de los tratamientos. Desde que sale uno nuevo en países como Alemania o Francia, por ejemplo, pueden pasar más de cien días hasta que lo aprueban aquí en España.
#laMquefalta: Es la campaña de la Asociación Española de Cáncer de Mama Metastásico, con el apoyo de la Alianza Daiichi Sankyo | AstraZeneca, para dar visibilidad a esta enfermedad. Solo tres de cada diez españoles afirma saber con seguridad qué es el cáncer de mama metastásico, a pesar de que el cáncer de mama es una de las patologías más diagnosticadas entre las mujeres en España.
«Con este cáncer aprendes a vivir cada tres meses, que es cuando nos hacen el tac»
La Asociación Española de Cáncer de Mama Metastásico (ACMM) ha puesto en marcha, junto a la Alianza Daiichi Sankyo | AstraZeneca, la campaña #laMquefalta, un movimiento que busca visibilizar esta patología crónica, que no tiene cura, y que genera un gran impacto para las pacientes. Entre el 5 % y el 6 % de los tumores de mama detectados anualmente presentan metástasis.
—¿Cómo se convive con esta enfermedad?
—Con el tratamiento que sigo tengo bastante calidad de vida. No tiene efectos secundarios graves. Algo de cansancio, dolor de huesos y, eso sí, bajada de defensas. Cada mes tengo que hacer analíticas y tengo cólicos de vez en cuando.
—¿Qué diferencias hay con la anterior etapa?
—Ahora sé que no me voy a curar. El primer cáncer fue un shock muy fuerte, pero siempre tuve la esperanza de curarme. Fue un año malo con tratamientos agresivos, pero me iba a curar. Ahora no tengo esa esperanza.
—¿Se siente más invisible?
—¡¡Muchííísimo más!! Del cáncer de mama se habla mucho y con más naturalidad, pero de este no. A veces, nos sentimos como apestadas, porque ya no nos vamos a curar y como que no interesa que hablemos de esto.
—¿Así se sienten?
—Sí. El cáncer de mama es muy bonito y muy rosa y muy curable. Y nosotras decimos que no. No es tan bonito ni tan rosa ni tan curable. Esto te cambia la vida.
—¿Aprendes a valorarlo todo?
—A disfrutar de las pequeñas cosas pero, sobre todo, aprendes a vivir cada tres meses. Yo vivo pendiente del tac que me hacen cada tres meses. De ese tac depende mi futuro. Mi vida es vivir cada tres meses ahora mismo.