Un marinero deja la cocina de alta mar para dar de comer a celíacos en tierra

Monica Torres
mónica torres GONDOMAR / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Adechapa es la primera tapería de Gondomar que no usa gluten ni lactosa y la abrió Francisco Javier Álvarez Leyenda  «por amor a mis hijos y a mi mujer»

14 nov 2023 . Actualizado a las 04:47 h.

Ser celíaco es un problema cuando se sale a comer fuera de casa pese a que la prevalencia de esta enfermedad es cada vez mayor. Lo sabe bien María José Villar, una vecina de Gondomar diagnosticada hace seis años «tras perder diez kilos en doce meses porque vomitaba todo lo que comía». La enfermedad de su mujer y la voluntad de querer conciliar su vida profesional con la familiar hizo que su marido, Francisco Javier Álvarez Leyenda, cambiara la cocina de un atunero por una en tierra. «Abrimos en febrero el primer restaurante de Gondomar libre de gluten y lactosa y llenamos todos los días», explica este matrimonio miñorano ilusionado con la acogida de su negocio.

Nieto, hijo y sobrino de marineros, este baionés se inició en la pesca «por vocación y tradición» a los 16 años y con 40, tras más de dos décadas recorriendo mundo, decidió que había llegado el momento de quedarse en puerto en la Nochebuena pasada. «Ese mismo día que regresé de la marea supe que ya no habría más, porque me había perdido demasiado de mi hijo mayor y no quería que pasara lo mismo con el pequeño también», indica. En Gondomar, apunta, ya hay otros locales «donde también hay alternativas para desayunar y sin gluten, pero nosotros somos el primer restaurante y tenemos el sello de la Asociación de Celíacos de Galicia».

Comenzaron el año con un proyecto propio y familiar, porque ahora Francisco Javier trabaja con su hijo Abel y puede disfrutar de ver crecer al benjamín, que es Manuel, mientras trabaja y cuida a su mujer, pendiente de una operación de cadera. El destino parecía cruzarse en su camino cuando quedó libre el Adechapa, en la calle Rosalía de Castro. «Estaba como hecho para mí, porque el apodo de mi familia es Chaparro», dice. Enfilando ya el primer año en tierra firme, la pareja se muestra «sorprendida porque cada vez hay más gente». «Tenemos clientes de todas las edades y no solo celíacos. Todos nos dicen que les sienta especialmente bien esta comida», afirman.

Tuvieron que afrontar obras en la cocina. «Hay una sección específica con mesa, horno, plancha y freidora para trabajar todo sin gluten y evitar así que haya ninguna contaminación», explican.

La carta es variada y también tienen menú del día por la semana a 12 euros. El domingo hay cocido «apto para celíacos». Intentan no repercutir en sus clientes el desfase en los costes de las materias primas, «aunque la harina de arroz está a 1,25 frente a los 0,50 de la normal y hay grandes diferencias con algunos impulsores, de hasta casi el triple, pero todo tiene que ser limpio», señalan.

En el menú hay variedad de tapas, revueltos, tortillas, tostas, ensaladas, carnes y frutos del mar. «A los fingers y tostas libres de gluten y lactosa hay que sumarles 1 euro y a las hamburguesas 2, «pero porque la materia prima es más cara».

Los postres son aptos para todos los estómagos y gustos. «Son todos en tarros, sin gluten ni lactosa y caseros menos la mousse de limón, porque lleva leche condensada y aún no han inventado un sustitutivo», indica el gerente de Adechapa. María José destaca la importancia de normalizar la vida de las personas celíacas o que sufran cualquier otra intolerancia: «Siempre había sido delicada del estómago pero tras dar a luz todo se complicó. Sufría vómitos y dolores abdominales que me llevaban a urgencias y, cuando me diagnosticaron, no sabía ya ni qué comer por miedo a todo».