La suerte de tener a Jorge

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

El síndrome de Down no limita a esta pieza clave del Hoquei Ponteareas, donde ejerce de entrenador de la base y miembro de la directiva

25 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Jorge Rodríguez Rodríguez (Ponteareas, 1983) es un hombre de club. En concreto, del Hoquei Ponteareas, donde fue jugador y, actualmente, ejerce de entrenador de la base y miembro de la directiva. «Empecé a patinar de pequeñito, con cuatro años», recuerda. Y fue el camino de entrada al que acabo siendo su deporte: «Me gustaba mucho y me sigue gustando, me divierto un montón», cuenta este técnico para el que el síndrome de Down no ha sido obstáculo.

Explica su madre, Mati, que su iniciación en el patinaje artístico vino dada por una recomendación para favorecer su desarrollo. «Nos dijeron que para la estimulación precoz y la psicomotricidad, lo mejor era este deporte, junto a la natación», detalla. La disciplina del stick fue ya una elección del propio Jorge, que quedó prendado. «Al acabar el entrenamiento de un deporte, empezaba el otro. Y le gustó tanto, que se quiso cambiar y se cambió».

Un cambio que resultó ser todo un acierto, porque «él en el hockey es feliz aunque sea solo mirando», subraya su progenitora. Pero hace mucho más que mirar. «Es muy voluntarioso, no falla a ningún entrenamiento ni partido. Siempre está dispuesto a ayudar», desgrana el presidente del club y que forma tándem de entrenadores junto a él, José Carlos Álvarez Troncoso, Portu.

Jorge solía jugar de «arquero», precisa él, y «lo hacía bien», subraya Mati. Pero cuando murió Kiko Represas, el artífice del primer club —«un palo duro, y más para alguien tan sensible», dice la persona que mejor le conoce—, y la entidad desapareció, sí que tuvo que vivir un paréntesis. Una vez que Portu retomó el proyecto, él no faltó. «Está en la directiva desde el principio y cuando empezamos con los niños pequeños, se animó a ayudarme», señala Álvarez.

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A Jorge le encanta este rol, que ejerce teniendo muy presentes a todos los técnicos que pasaron por su vida. «Tuve varios muy buenos que me mostraron cómo es el hockey», apunta. Él tomo nota y ahora lo aplica. «No es difícil enseñarles, hay que ir poco a poco y si se caen, que se levanten, como hacía yo. Ahora ya me caigo menos», desliza entre risas. A la pregunta de si le gustaba más jugar o sus facetas actuales, no se moja: «Un poco de todo». Y tener a Portu a su lado es fundamental: «Es un gran entrenador y un gran amigo».

Rodríguez destaca por tener muy buena mano para los niños, que en el ámbito del hockey le reciben «con total naturalidad». Pero también es algo que le caracteriza fuera. «Siempre ha tenido mucho dominio con los más pequeños. Íbamos a la playa y cuidaba de los hijos de los amigos, conseguía tranquilizarlos», relata echando la vista atrás Mati, que nunca tuvo miedo de la acogida que le pudieran dar.

De hecho, revela la madre que si con alguien aparece «algún recelo» es con los que están ya muy crecidos. «Lo peor son los mayores, algunos, que no todos», pues él tiene la suerte de estar perfectamente integrado y ser «muy querido», confirman ella y Portu. Pero tampoco es ajeno a esa especie de rechazo que aparece ocasionalmente. «Lo percibe, pero le quito hierro. Le digo que es gente que no está formada para relacionarse con todo el mundo y que a mí también me pasa», plantea Mati.

Esos episodios aislados no han impedido que Jorge tenga y haya tenido una vida plena, con su trabajo de reponedor en una gran superficie y con el hockey como parte fundamental. «Me encanta, lo llevo en la sangre. Gracias al hockey fui a jugar a muchos sitios e hice grandes amigos», celebra al tiempo que subraya que el síndrome de Down no le ha limitado.

Su madre asegura que para Jorge, el hockey lo es «todo». «Él es feliz con ello. Y disciplinado. No se pierde un entrenamiento y aunque se levante a las seis de la mañana para trabajar, nunca está cansado» si se trata del deporte de su vida. «Ya me gustaría a mí ser la mitad de constante», apostilla.

Como parte de la directiva, siempre está dispuesto todo: «Ayudo en la barra, con el material, en la venta de rifas...», ejemplifica. Y Portu deja claro que Jorge es toda una bendición para el club: «Está implicado a tope y nos ayuda muchísimo. Es una suerte tenerlo».