Salvamento Marítimo, sobre la llegada de pélets a Galicia: «No tiene nada que ver con el Prestige»

J. R. VIGO / LA VOZ

VIGO

J.R.

Las embarcaciones dependientes de la Dirección General de la Marina Mercante salen desde hace días pese a la dificultad extrema de tener contacto visual con los sacos que contienen este plástico, arrastrados por las corrientes a más de un metro de profundidad y que solo rompen al llegar a la costa

14 ene 2024 . Actualizado a las 00:54 h.

Dar con bolitas de pélets que asedian desde hace un mes la costa gallega resulta imposible desde el mar. Se constata navegando, ya sea en la ría o en mar abierto. Si ya cuesta distinguir la boya de una nasa de medio metro de diámetro, más un bola que roza el centímetro. «Los sacos [por contienen los pélets] que se intentan localizar en el agua son difíciles de ubicar, complicado, porque la densidad que tienen, al estar rellenos, hace que lleguen sumergidos, a bastante profundidad».

Por eso, el trabajo se concentra en las playas, cuando llegan estos sacos a la costa y «se rompen con el roce», relata Orlando Pérez, patrón de guardia de la Salvamar Mirach, embarcación de Salvamento Marítimo con base regular en Cangas que sale desde hace días a la caza de pélets.

Orlando Pérez, patrón del Salvamar Mirach
Orlando Pérez, patrón del Salvamar Mirach Doniz

Este viernes lo acompañaba uno de sus responsables, Manuel Barroso, jefe nacional de coordinación de Salvamento Marítimo. La llegada de pélets tiene a Barroso en Galicia siguiendo el día a día. Secunda lo relatado por Pérez, y añade, ante el ruido generado desde algunos frentes, «la situación actual no es comparable con el Prestige, no tiene nada que ver».

Barroso también reconoce que, aunque resulta «casi imposible» detectar los pélets o los sacos que los contienen en el agua, la única solución pasa por esperar el vertido en forma de canica en tierra para recogerlo: «No es la primera vez que ocurre en otros países, en España sí, y donde se ha visto la no posibilidad de reacción».

Doniz

El escenario actual, un mes y cuatro días después de irse a pique el contenedor con las 26 toneladas de pélets, implica reforzar el litoral con personal para esperar el vertido y recoger la mayor cantidad posible. Ya sea con las manos, bolita a bolita, o con coladores de los utilizados para cocinar. «Las soluciones tienen que darse ahí, en tierra, y para ellos las administraciones trabajan y se coordinan.

«En el agua resulta muy complicado, aunque salimos a buscar ese vertido, y nos coordinamos con medios aéreos también por si detectan manchas». Pero el despliegue de medios volando o navegando resulta improductivo, aunque no por ello deja de hacerse. Las embarcaciones de Salvamento Marítimo, esté o no decretado el nivel de alerta por este vertido, sale a diario para fiscalizar las costas y aguas gallegas y españolas para detectar contaminación.

Otra herramienta instalada en cualquier embarcación de este departamento dependiente de la Dirección General de la Capitanía Marítima son los rodares. Ellos tampoco ubican estos sacos para reflejar su posición en la pantalla: «El radar funciona por onda electromagnética y este producto [los pélets] no rebotan en la antena y por eso no aparece en la pantalla», detalla el patrón Salvamar Mirach, que tras tres horas de inspección por la ría de Vigo, las bocanas de las rías de Vigo y Pontevedra, peinar el perímetro de las islas de Ons y Cíes, regresa al puerto de Vigo sin haber establecido contacto visual con sacos de pélets o manchas flotantes formadas por estos objetos plásticos.