El nuevo chivato de alijos de cocaína sumergidos

Javier Romero Doniz
Javier ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO

Óscar Vázquez

Vigo se dota del dron Gladius Mini S para inspeccionar cascos de barcos, hélices o estructuras donde esconder perico enviado a Europa

10 mar 2024 . Actualizado a las 21:56 h.

Pesa menos de cinco kilos, tiene una autonomía de seis horas, alcanza cuatro nudos de velocidad y desciende hasta los cien metros de profundidad. Rastrea las partes más profundas de los cascos de los barcos de mayor calado e incorpora una cámara de alta definición y luces para inspeccionar los cascos en condiciones de poca luminosidad y entornos subacuáticos complicados. Así es el primer dron submarino que la Guardia Civil incorpora a su parque móvil marítimo para chequear que los cascos de estos barcos no incorporan alijos adheridos, ya sea al propio casco o al ancla. Vigo es uno de los diez destinos escogidos para los dispositivos que se han adquirido. Valencia, Barcelona, Bilbao, Málaga, Algeciras, Puerto de la Luz (Las Palmas), Santa Cruz de Tenerife, Alicante y Santander son los otros puertos españoles que disponen de esta herramienta. En Galicia, el Servicio de Vigilancia Aduanera ya dispone de otro dron submarino que va rotando por sus bases operativas.

El Servicio Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil, presente en puertos y aeropuertos, es responsable del uso. Los agentes Santiago y Fuentes adquirieron en noviembre en Valencia la formación para manejarlo en Vigo. Desde entonces, el rodaje del dron sigue cogiendo carrerilla para alcanzar pleno rendimiento. «Funciona con datos, 4G , 5G o wifi, por eso lleva el cable, para que no pierda la señal bajo el agua, que es de difícil transmisión cuanto más se sumerge», explica Fuentes. Su superior en el puerto de Vigo, responsable del servicio Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil, el capitán Miguel Martín, recuerda que los barcos procedentes de Sudamérica o Centroamérica son prioritarios: «Lo más normal es que la cocaína venga dentro de tubos cilíndricos soldados a los cascos, simulando que forman parte del propio barco». 

A Vigo llegan regularmente barcos cargados de fruta de Sudamérica. Suponen un factor de riesgo elevadísimo. Antes, el producto se desembarcaba en Marín, situando el cogollo del problema en ese puerto. Pero fue cambiar los muelles de destino, y mudar el riesgo. A mayores, pescado congelado, preferentemente atún, o madera, son otras mercancías lícitas con muchas papeletas de encubrir el polvo blanco más codiciado de la historia.

La realidad es que esas estructuras cilíndricas con forma de torpedo soldadas a los cascos son una mascarada utilizada en Sudamérica desde hace más de 30 años. El cartel de Medellín lo implantó para colar kilos y kilos de cocaína en las costas de Miami. Una vez atracado el barco, unos buzos retiraban el estupefaciente sin dejar rastro. El único caso que se recuerda en Galicia ocurrió en septiembre del 2022. El buque Shandong Fu Yi atracó en A Coruña con 878 kilos adheridos al casco mediante una red que los fijaba. El barco con bandera de Hong Kong procedía de Brasil e hizo escala en Las Palmas de Gran Canaria. Luego atracó en A Coruña y su destino final Santander era Santander. Pero la inspección de la hélice por parte de los buzos de la Guardia Civil en Galicia afloró la millonaria carga escondida. «Aquello no respondía a una ruta de las consideradas calientes, pero precisamente por eso pudieron utilizarla. Otra opción factible es revisar huecos que hay en los cascos tapados con rejillas, y que a veces utilizan para esconder portes de droga», explicaba el miércoles el capitán Martín en el puerto de Vigo mientras los agentes Santiago y Fuentes echaban al agua el nuevo dron.

Pero no solo de narcotráfico vivirá este pececillo motorizado impulsado por dos hélices. «El furtivismo será otra utilidad. Por ejemplo para buscas redes de pescado o marisco escondidas en el fondo del mar o atados a algún punto. Inspeccionar los puertos deportivos y embarcaciones recreativas es otra opción. También lo solicitaron hace unos días para un servicio urgente en Portonovo. Una persona se cayó al agua con su coche. El cuerpo sí se encontró, pero el coche no aparecía, y solicitaron el dron para localizarlo. La inspección de cruceros será otra utilidad, sobre todo para analizar el cantil», añade el capitán Martín.

Los agentes Santiago y Fuentes son la extensión sobre el muelle de este dron. Colocan un teléfono en el aplique destinado a la pantalla donde se reproducirá la imagen captada bajo el agua. «Puede llevar también una tableta. Lo único necesario es instalar una aplicación para manejarlo. Luego, dotarlo de conexión a internet. Se hace mediante un cable que conecta el mando a distancia con el dron. Tiene una extensión de doscientos metros, que son suficientes. No es necesario alejarse más de esa distancia desde el puerto, o si subiéramos a un barco para inspeccionar un casco desde alta mar», explican sobre su operatividad. 

El otro dron y dos albaneses

El Servicio Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil maneja también un dron aéreo. Es el denominado equipo Pegaso. La última vez que se utilizó fue por la tosca y furtiva entrada de dos hombres al recinto de la Autoridad Portuaria de Vigo. «Eran dos ciudadanos de Albania que fueron detectados por la red de cámaras de videovigilancia del puerto, pero no se les localizaba. Por eso se puso a volar el dron, para ubicarlos desde el aire. Al no tener donde ocultarse, era cuestión de tiempo que apareciesen», explica el capitán Martín. Ambos albaneses fueron detenidos. Ninguno arrastraba una orden de arresto, estaban en España con permiso de turismo. Eso permite una estancia de noventa días en el país. «Querían meterse en un barco que iba a Canadá para quedarse en ese país. Aquí no es normal, pero en Santander o Bilbao mucho. El control es diario por la gran cantidad de intentos», concluye el capitán Martín.

Uno y otro, submarino y aéreo, están plenamente operativos y ya forman parte de la infraestructura del puerto de Vigo. Ambos drones son la extensión por mar y aire de la información policial que brota en tierra para frenar el mal.