Los tesoros que afloran en la orilla portuguesa del Miño

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

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De Melgaço a Caminha se suceden elementos patrimoniales de gran interés

13 may 2024 . Actualizado a las 11:22 h.

Si un gallego cruza el Miño hacia el sur a penas encontrará diferencias paisajística, pero sí descubrirá que en Portugal se han tomado más en serio que en Galicia el cuidado de su patrimonio, especialmente en la configuración de las poblaciones. De Melgaço a Caminha se suceden los atractivos arquitectónicos y paisajísticos, junto con conjuntos de población poco alterados por el nuevo urbanismo.

Río arriba, Melgaço es un municipio que abarca una enorme variedad del paisajes, ya que se mueve entre la vegetación de río y valle, para ir ascendiendo paulatinamente hasta alcanzar la montaña, representada por el Parque Nacional Peneda-Gerês, cuyo acceso, en Lamas de Mouro, celebra el 15 de mayo su 20º aniversario. El centro de la población está presidido por una fortaleza medieval que experimentó variaciones en el siglo XVII. Este municipio ofrece varios ejemplos de puentes medievales de gran belleza, como el de Cava da Velha, sobre el río Laboreiro. Una buena manera de conocer la ribera del Miño es recorriendo la senda marginal. En cuanto a monumentos religiosos, Melgaço ofrece varias iglesias importantes, como Nossa Senhora da Orada, o los monasterios de Paderne y Fiães.

Siguiendo el Miño hacia la desembocadura está Monçao, otra localidad que presenta un casco histórico bien conservado. La guerra con España del siglo XVII también dejó a ese lado del río varias fortalezas militares, como la que protege a esta población. En la construcción de esta fortaleza se utilizaron piedras procedentes del cercano castillo de Lapeda, a orillas del río. Hoy se conserva su torre de homenaje, construida en el siglo XIV. Sin salir de Monçao se debe visitar la iglesia Matriz, construida en el tramo final de la Edad Media y ampliada a comienzos del Renacimiento. En su entorno se sitúa la cascada de Fojo, en Lara, una hermosa cortante del terreno por donde descienden las aguas del río camino del Miño. No menos espectacular es el puente de Barbeita y el conjunto arquitectónico de la iglesia de São Félix. Finalmente, en Pinheiros se alza el palacio de Brejoeira, declarado monumento nacional en 1910.

Frente a Tui se alza la fortaleza de Valença de Minho, población también fortificada a mediados del siglo XVII, cuando el río era el frente de batalla de la Guerra de la Restauración. Un lienzo de sus murallas se derrumbó hace un año debido a las abundantes lluvias caídas entre finales del 2022 y comienzos del 2023. La ciudadela de Valença es sobradamente conocida por los gallegos, pero es interesante observar con detenimiento sus capillas barrocas. En esta localidad se puede apreciar un miliario de la época del emperador romano Claudio que servía de cuentakilómetros en la vía que unía Braga y Astorga, aunque está fuera de su emplazamiento original. Desde el punto de vista paisajístico es interesante acercarse al monte de O Faro para contemplar el valle del Miño.

Vista panorámica

Y llegamos a Vila Nova de Cerveira, localidad presidida por la escultura de un ciervo realizado por José Rodrigues en la cima del monte Senhora da Encarnação. Nuevamente, los sistemas de fortificación están presentes en este lado del Miño. Una de las torres situadas en las murallas de la localidad fue levantada en el siglo XIII, mientras que el conjunto es de un siglo posterior. Se completan las defensas de la villa con la fortificación realizada a mediados del siglo XVII. En el interior de las murallas están la Casa da Câmara y la iglesia de la Misericordia, del siglo XVI y XVIII. Encuadrada en el barroco portugués se puede ver la iglesia de San Cipriano.

En la zona montañosa es interesante la vista panorámica desde las ruinas de la capilla del Espírito Santo, desde donde se aprecia la recta final del Miño, o el túnel romano del O Couço de Monte Furado de Covas.

El final de este recorrido por la orilla portuguesa del Miño está en Caminha, ya en la desembocadura. Pertenece a este municipio la Insua, el islote situado en donde el río se encuentra con el océano. Vuelve a aparecer el sistema de fortificaciones levantado por los portugueses durante la Guerra de Restauración, a mediados del siglo XVII. La forma de acceder a la isla se realiza desde Moledo, a través de embarcaciones privadas.

En el centro urbano de Caminha resalta la iglesia de Nossa Senhora da Assunçao, un edificio construido en la fusión del gótico con el renacimiento, aunque también tiene añadidos posteriores encuadrados en el barroco. Una de las parroquias más conocidas de este municipio es Vilar de Mouros, donde se celebra el festival de música más antiguo de Portugal. Allí se sitúan varios elementos patrimoniales de cierta relevancia. A orillas del río Coura se alza el molino de As Azenhas, cuya particularidad radica en que molía por la fuerza motriz generada por las cuatro grandes ruedas verticales. Está en un bello paraje natural, dotado de un área recreativa con una playa. En ese mismo río se localiza un puente medieval de buena factura. En su entorno se levanta una capilla de estilo barroco portugués consagrada a San Amaro.