«Quiero romper barreras en la universidad»

ainhoa pérez VIGO / LA VOZ

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Oscar Vázquez

Sara va a estudiar Historia, Paula está cursando un microgrado en la UNED y Mercedes ya es psicóloga. Tres mujeres con diversidad funcional cuentan su historia personal de superación

16 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Sara Bugallo tiene parálisis cerebral y ha conseguido una media de 8,4 en la prueba de acceso a la universidad, la ABAU. Después de cursar el bachillerato de Humanidades, ha decidido que estudiará Historia en Santiago. «De pequeña quería ser científica, pero mi hándicap es la visión espacial. A los 8 años (ahora tiene 17) mi madre se dio cuenta de que me encantaba la historia y decidí tirar por ahí», explica. Sara tiene clara su vocación: «No quiero ser solo historiadora, mi idea es ser profesora en un instituto o en la universidad». Por eso ahora, junto con su familia, busca la manera de vivir y estudiar en la capital gallega. «El objetivo es conseguir que, tanto fuera como dentro de la universidad, pueda acompañarme alguien en todo momento. En el campus esa figura ya existe, pero en casa también necesito a alguien que me ayude con las cosas cotidianas que por mi lesión no puedo hacer».

Como Sara, son muchas las personas con diversidad que luchan cada día por hacer lo que les gusta y, a la vez, desestigmatizar la convivencia con los que tienen una discapacidad. «Tengo ganas de ir a la universidad sobre todo para romper esas barreras que la sociedad nos impone a personas como yo, que no suelen llegar tan lejos. Yo sé que puedo sacarme los cursos y romper esa visión social que hay en torno a las personas con discapacidad, en especial con parálisis», dice. Como casi cualquier adolescente, está deseando vivir sola y tener esa independencia que a veces te regala la vida universitaria. «Tengo tres hermanas y, junto con mi melliza, soy la mayor. Las voy a echar de menos y sé que ellas a mí también, pero ahora necesito formarme como persona».

Sara ya ha sido capaz de cambiar ciertas cosas en su entorno. Fue la primera alumna de su instituto que consiguió tener la posibilidad de hacer los exámenes de manera oral y que se los transcribieran. Muchas cosas las ha hecho por ella, pero también pensando en muchas personas que también pasarán por diferentes etapas académicas. Por todo ello, anima a todas las personas que quieran estudiar un grado: «Que lo intenten, que se hagan a la idea de que esto no es imposible. Somos pocas, pero no hay nada que nos diga que no podemos ir a la universidad. Que luchen por sus sueños porque lo más importante es hacer lo que te gusta. Lo mejor es dedicarte a algo que te llene y te haga sentir bien por la mañana cuando tengas que ir a trabajar. Y si luego no te gusta, cambias, la vida da muchas vueltas». 

Xoán Carlos Gil

Estudiante por placer

Paula Martínez, de 44 años, ya está en la Universidad. Fue diagnosticada de ataxia con 30 años, un trastorno genético que afecta a su habla, a la función de tragar y a su movilidad. Sin embargo, esto no le ha impedido estudiar lo que realmente le gusta. Antes de su diagnóstico se graduó en Turismo y ahora mismo está matriculada en la UNED, en el área de Unidis (Centro de Atención a Universitarios con Discapacidad), en un microgrado de Geografía e Historia de España. «Yo estudio por placer. Todos los días necesito mi rutina: nadar, hacer deporte y estudiar. Cuando me diagnosticaron nunca pensé que iba a poder nadar de nuevo ni estudiar, pero cuando fui avanzando mi neurólogo me dijo que no dejara de hacer todo lo que hacía antes y lo que quería», explica.

Además, tiene claro que su etapa de estudio no se va a acabar cuando finalice este microgrado. «Aunque yo vivo el día a día y ahora no tengo nada fijo en mente, sí que creo que voy a seguir formándome porque hay muchas cosas que me llaman la atención y soy muy curiosa», cuenta.

Como Sara, Paula siempre ha contado con el apoyo de la gente que la rodea, que la ha animado a hacer cosas que le gustaran. Cree que «eso fue también lo que hizo que superara antes la noticia de mi diagnóstico».

Enseñar a convivir

Está a solo cinco asignaturas de finalizar sus estudios, pero Paula tiene delante ejemplos en los que inspirarse. Es el caso de Mercedes Torrecilla, que con 24 años y parálisis cerebral es graduada en Psicología y ha estudiado dos másteres. En estos momentos, está preparando oposiciones para la Junta de Castilla y León. Su aspiración es ejercer de educadora de personas con discapacidad. «El año pasado estuve trabajando en una sustitución en un centro para personas con alzhéimer, como creadora de contenido relacionado con la demencia desde el punto de vista psicológico. Mi intención es dedicarme a la discapacidad y poder ayudar a otras personas apoyándome en mi formación y mi propia experiencia como persona con discapacidad», explica.

Mercedes tuvo claro desde pequeña que quería ir a la universidad y estudiar Medicina, como sus padres, pero su lesión le afecta al control motor y a la motricidad fina, por lo que le iba a resultar complicado ejercer la parte manipulativa de la profesión. En ese momento fue cuando descubrió la psicología: «Pensé que también estaba relacionada con el ámbito sanitario y que el trasfondo era el mismo: ayudar a las personas». Su paso por la universidad ha sido un reto, pero tras él ha llegado incluso a dar ponencias, algo que antes la parecía impensable.

«Creo que si se enseñara a convivir con la discapacidad desde pequeños, quizás la sociedad comprendería mejor qué implica tenerla, el sobreesfuerzo que se hace en la vida diaria, todo sería más fácil para nosotras y para quien no tiene discapacidad», argumenta.

A todos los jóvenes con diversidad que quieren estudiar un grado universitario, Mercedes les regala el siguiente mensaje que ella recibió en su día: «Yo les diría que es posible que el camino no sea fácil y que se encuentren con muchos tipos de personas y barreras, pero que si tienen claro su objetivo, luchen por él».