Ana María Cabaleiro: «Aumenta la violencia económica de los agresores a las mujeres, las ahogan»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Tras superar una relación complicada, se especializó en maltrato machista y es asesora jurídica del CIM de Mos. «Me gustaría poner un punto violeta en la discoteca Queen», afirma

30 jun 2024 . Actualizado a las 00:43 h.

«Solo quiero que me deje en paz». Una y otra vez Ana María Cabaleiro escucha esta frase. Cambia la edad de la mujer que la pronuncia, sus circunstancias y su condición, pero hay una palabra que se repite: Paz. Es lo que buscan las víctimas de una guerra machista que muchas siguen librando en privado. «Todas las semanas se acerca una mujer a preguntar o a contar», explica la asesora jurídica del Centro de Información á muller de Mos. En este municipio rural de 15.000 habitantes los furanchos han sido escenario de monólogos humorísticos sobre igualdad, «para llegar a los vecinos más mayores que van de casa al bar», explica la abogada que está detrás de estas campañas y que decidió colocar en el municipio siluetas de mujeres asesinadas por sus parejas.

Rodríguez Cabaleiro sabe de lo que hablan las víctimas a las que atiende. Aún recuerda el antes y el después del divorcio con el que ella misma puso punto y final a una etapa muy oscura de su vida y lo comparte con las mujeres a las que asesora. «Mi pareja me hizo pequeñita, me destrozó la autoestima y un día dije: Hasta aquí. Me costó mucho reconocer cosas que vivía, que sabía que no eran normales». Por eso cuando una mujer se acerca a ella, en el CIM, la deja hablar. Poco a poco va asomando el relato y las situaciones en las que ninguna quiere reconocerse. «Muchas me han marcado. Recuerdo a una mujer con esquizofrenia a la que la justicia no creía por su enfermedad. Hay maltratos más sutiles. Una mujer me contó que su marido le daba el dinero justo para ir a la compra y, al volver a casa, le revisaba la bolsa y le obligaba a devolver en el supermercado lo que a él no le gustaba. El maltrato físico se detecta fácil, pero el psicológico hace mucho daño y destruye la autoestima». Asegura que cuando una mujer se aísla o deja el trabajo, no se relaciona y cambia de actitud o se vuelve triste, hay que preguntarse qué está pasando.

A la vez que asesora en el CIM, la abogada mantiene su despacho privado en O Porriño y atiende en el turno de oficio. «Falta mucha formación de los profesionales que atienden a las víctimas, desde los jueces a los policías. En los casos de agresiones, el procedimiento va muy rápido, son situaciones de estrés. A las mujeres se les pide que expliquen lo sucedido varias veces en solo unas horas tras haber sufrido una agresión. Como haya una mínima contradicción, se archiva. No son denuncias falsas, la gran mayoría se archiva porque no se ha podido demostrar. Las víctimas muchas veces no se sienten arropadas en el proceso, falta una justicia con perspectiva de género». El nivel de violencia es tal que ella misma sufrió amenazas de agresores que quisieron amedrentarla con fotos de su piso o aludiendo a sus hijos. Lejos de dejarse intimidar, su teléfono personal atiende 24 horas a las víctimas.

La agresión viene primero, luego la denuncia y, tras ella, muchas veces llega el ataque económico. La experta pide a las Administraciones que tomen conciencia de esta nueva realidad: «Está creciendo enormemente la violencia económica contra las mujeres. Los agresores las ahogan, limitando al máximo sus recursos, para que dependan de ellos. Las ayudas no son suficientes, duran 12 meses y, a veces, es un pago único, pero hay mujeres que no han estado nunca en el mercado laboral o que tienen hijos pequeños. Algunos dejan de pagarles la pensión de manutención o la parte de la hipoteca que les corresponde».

También imparte formación en el IES de Mos y atiende en los puntos violeta que empezó a promover en las fiestas. «El primero lo instalamos en un macrofestival de disyóqueys. Me gustaría poner un punto violeta a las puertas de la discoteca Queen, sabemos que pasan cosas. Hay que acercarse a los chavales y hablarles de tú a tú. No es la primera vez que hablo con un chico y se da cuenta de que no está tratando bien a su pareja».

Rehabilitar a un maltratador es complicado, reconoce, pero hay cuestiones mejorables. «Ninguno se ve como maltratador, la mayoría culpan a su pareja de la agresión». Rodríguez Cabaleiro propone que las penas que implican trabajos sociales se aprovechen para concienciar a los condenados. Recomienda que se creen programas donde los maltratadores puedan comprobar el daño que la violencia machista ha hecho a otras víctimas, forzarlos a que se vean en el espejo. «A veces los ponen a barrer en una institución, pero sería más útil que conozcan la realidad de otras mujeres que han sido maltratadas».

Desterrar el machismo es complejo entre adultos, y también entre chavales que asumen prácticas de control sobre sus parejas. «Me preocupan las agresiones sexuales entre los jóvenes, hay un problema social, pero creo que ahí también tienen responsabilidad los partidos políticos. Se utiliza la lucha contra la violencia machista como arma arrojadiza. Eso revictimiza a las que han sido maltratadas, se les cuestiona si reciben ayudas... Los partidos se están equivocando, no pueden polarizar con esto». Lo dice quien fue concejala en Mos y sigue militando en el PP. «La ley del Solo sí es sí tuvo fallos, se tardo mucho en corregir, pero no se puede hacer guerra política con esto. Contra la violencia machista hay que ir todos en la misma línea».

Su canción favorita

«Que nadie calle tu verdad», de Malú y Manu Carrasco. «Este tema me sirvió para coger fuerzas cuando yo estaba pasando un mal momento y decidí separarme. Tiene un mensaje poderoso: Que nadie te calle, te diga que no vales o que no puedes. Si te dejas, cuando te quieras dar cuenta ya no te reconoces».