José Ángel Besada: la fusión de la naturaleza con el deporte

HUGO DE DIOS VIGO

VIGO

M.MORALEJO

Operario de fábrica, presidente, palista y padre de una niña de seis meses, es un apasionado del piragüismo

22 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

José Ángel Besada Malvido (Cangas do Morrazo, 1987) practica piragüismo desde 2016. Se inició en este deporte con 22 años, «por amor», cuando conoció a su mujer, que lo practicaba antes. Ya lo había probado, pero la compatibilidad con el fútbol, que lo entrenó durante diez años en el Cruceiro de Hío, era inviable, ya que muchas regatas coincidían con los partidos y, de niño, se decantó por la pelota.

Desde muy pequeño se crio en un entorno muy cercano al mar. Su padre es marinero y cada vez que podía, se escapaba con él a pescar. Más adelante, se sacó la licencia de submarinismo, pero lo que le enganchó de verdad fue subirse a la piragua.

En sus inicios en el club Ría de Aldán, donde sentó su base como palista durante seis años, remaban en el mar, que es lo que más le gusta. Cuenta que, «a mí no me gusta remar 1.000 metros y parar», asegurando que prefiere un piragüismo diferente al que se ve en las Olimpiadas, en el que la naturaleza cobra un mayor protagonismo.

Una vez pasadas todas las etapas en este deporte, desde palista a presidente, siendo monitor por el medio, dice que a su hija «no le va a quedar más remedio que adaptarse», teniendo además, una madre entrenadora y un abuelo dedicado al mar.

Al principio fue complicado, ya que al empezar tan tarde respecto a sus oponentes, estaba en desventaja. Desde su propia experiencia como entrenador, asegura que, «es mucho más difícil enseñar a un adulto que a un niño». La facilidad de los más pequeños en términos de equilibrio y capacidad de aprendizaje, es mucho más notoria que en deportistas más veteranos.

A pesar de las dificultades, actualmente está enseñando a un chico de 31 años en Vigo y el año pasado lo hizo con tres que rondaban los cincuenta. Estos ya está remando en barcos de competición, aunque dice que «todavía se caen y tienen que mejorar, pero es un paso muy importante».

Su etapa de competición

En cuanto a su carrera como palista, cuando ya llevaba varios años remando, comenzó a competir en regatas a nivel autonómico, nacional e incluso internacional. Terminó siendo campeón gallego en la disciplina individual y también en parejas durante dos temporadas consecutivas junto a su mujer.

En 2015, disputó su primera regata fuera de España, en Madeira (Portugal), con un compañero del club. Los resultados fueron «malísimos», pero fue una experiencia «increíble» que está deseando volver a repetir. Allí vivió uno de los momentos más bonitos como palista, cuando tuvieron que retrasar la salida por la presencia de varias ballenas en el campo de regatas donde se encontraban. El primer día le fue bien, pero al final fueron muchos kilómetros con gente de mucho nivel, lo que le acabó lastrando. En Portugal, fue la primera vez que sus padres le vieron remar, ya que, por casualidad, se encontraban de vacaciones en la isla lusa.

El lado más crudo del piragüismo lo vivió en Betanzos, en una de sus primeras regatas. En la ría, la proa de su embarcación se llenó de algas y, al seguir remando, terminó llegando a la meta sin poder abrir la mano, ya que tenía el brazo totalmente agarrotado por el esfuerzo. Finalmente, tras pasar por el hospital y varias sesiones de fisioterapia, se pudo recuperar y continuar con su pasión por el mar.

Su modalidad favorita es la individual, el K1. «En este deporte estáis tú y el agua, para mi es mucho más enriquecedor que el fútbol», cuenta José. Una de sus aventuras favoritas es salir a buscar las olas por la Ría de Aldán, sobre todo en Cabo Udra, dónde, en ocasiones, le acompañan arroaces en su trayecto. Aunque también hace travesías desde Bouzas hasta Samil o Toralla en las que asegura sentirse «la persona más feliz del mundo».

Desde el pasado mes de marzo, ejerce un nuevo rol en el club. Tras la dimisión del anterior presidente, José asumió el cargo en una decisión conjunta con su mujer, ya que, con las deudas que tenía la institución, estaba destinado al cierre.

Por ello, con la madre de su hija entrenando a gran parte de los integrantes del club de las diferentes categorías, decidió coger las riendas del proyecto. Actualmente cuentan con más de cien palistas, pero su objetivo es seguir creciendo y «llegar hasta las 150-200 licencias efectivas». Para ello necesitarán mejoras en las instalaciones.

Una de las ventajas con las que cuentan en Bouzas, es que pueden salir a remar «el 98% de los días», ya que si el mar no está en condiciones por un lado de la dársena, lo está por el otro. La única causa que frena sus entrenamientos en el agua son las tormentas eléctricas, ya que la fibra de carbono, material del que están compuestas las embarcaciones, atraen los rayos.

Además, el club Piragüismo Olívico Vigo, colabora con la asociación Aférrate y están trabajando para empezar a hacerlo con el Colegio San Rafael y con Adicam, una asociación de mujeres afectadas por el cáncer de mama, que nació en Cangas en 2001. Es un deporte «que les viene muy bien» a estas mujeres y que cuenta con una liga internacional pensada para ellas, por eso queremos montar un equipo ahí.

Con este tipo de acciones, que van más allá del deporte, José Ángel, su mujer y el club, buscan conseguir que el piragüismo sea una referencia en Vigo.