Un alga asiática invasora se asienta en la ría de Vigo

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

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La «velutina del mar» puede desplazar a especies autóctonas y provocar daños considerables a la pesca artesanal

12 ago 2024 . Actualizado a las 09:27 h.

Cuesta pronunciar el nombre Rugulopteryx okamurae. Se trata de un alga asiática que es la, de momento, última especie invasora que acaba de llegar a nuestras costas, y que hace unos días se confirmaba que empieza a asentarse en las rías de A Coruña y Vigo. Se trata de un alga parda con tallos acintados que se ramifican en dos partes iguales y que pueden alcanzar los 30 centímetros de altura.

Nuestra prima ya se había detectado en 2016 en Ceuta, hace siete años en el golfo de Cádiz, y el año pasado, en la zona del Algarve, aparecían concentraciones masivas en sus playas. Todo indicaba que se iba desplazando cada vez más rápidamente hacia el norte por lo que su llegada a nuestra ría era la crónica de una invasión anunciada. A falta de mejor nombre común a nuestra prima se la conoce como la «velutina del mar» pues comparten similar origen geográfico y también su extraordinaria capacidad de expansión.

Su llegada muy probablemente tenga que ver con el agua de lastre en buques provenientes de Asia, aunque también suelen llegar adheridas al casco de los barcos, en moluscos de importación o incluso en el comercio de especies de acuariofilia. Como todas las invasoras desplaza hasta su desaparición a las especies de algas autóctonas, en este caso a extraordinaria velocidad y provoca un daño considerable a la pesca artesanal, cuyas artes se enredan en el enorme volumen que pueden llegar a desarrollar.

Nuestra nueva vecina no es un caso aislado, pues a principios de los años setenta del siglo pasado llegó la Asparagopsis armata y tiempo después el Sargassum muticum. Con toda probabilidad la recién llegada «velutina del mar» no será la última pues el Ministerio de Transición Ecológica ha registrado la presencia de diez especies de algas invasoras en la Península. La mayoría de ellas se encuentran actualmente en el Mediterráneo, aunque factores limitantes para su expansión al Atlántico, como la temperatura del agua, están desapareciendo por causa de la emergencia climática facilitando su expansión.

Un aspecto clave para la erradicación de las especies invasoras es su detección temprana, cuando el área ocupada es todavía abarcable, por eso nunca valoramos lo suficiente el excelente trabajo de los distintos grupos de expertos en invasiones biológicas, generalmente integrados en departamentos universitarios. En este caso han sido conjuntamente el grupo de investigación BioCost, del Centro Interdisciplinar de Química y Biología (CICA) de la Universidade da Coruña, en colaboración con miembros del grupo BioAplic de la Universidade de Santiago de Compostela quienes confirmaron la presencia de esta alga invasora. Si tenemos en cuenta no solamente el daño ambiental y la pérdida de biodiversidad, sino el impacto económico que provocan las especies exóticas invasoras cada euro que se invierta en estos grupos de investigación significa ahorrarnos muchos miles en el futuro.

Por todo ello, conste el agradecimiento y la reivindicación a las distintas administraciones para que aumenten los recursos humanos, técnicos y económicos que se destinan a este imprescindible trabajo de campo. Son parte de la primera línea de defensa para la conservación de la naturaleza.

En cualquier caso, el Ministerio para la Transición Ecológica publicó ya hace un par de años una estrategia específica de control del alga Rugulopteryx okamurae en España.

Confiemos en no cometer errores pasados y en este caso actuar cuanto antes.