Los autos compiten por primera vez en Galicia

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Pacheco

En las fiestas de agosto de 1925 se disputaron en Vigo cinco competiciones de vehículos de distintas cilindradas. Los bólidos completaban 40 kilómetros de una ruta que pasaba por O Porriño y Vincios

28 ago 2024 . Actualizado a las 02:36 h.

«Por primera vez en Galicia, se verificó el domingo un circuito automovilista organizado por la comisión de festejos de Vigo», recogía La Voz de Galicia. Se refería a la primera carrera de automóviles que se desarrollaba en la comunidad. Tuvo lugar el 30 de agosto de 1925 y concitó gran interés en la ciudad y algunos municipios próximos. La idea se había barajado en 1915, pero no se llegó a concretar hasta que en 1925 la comisión de las fiestas de agosto decidió afrontar en serio la carrera.

El recorrido de la prueba partía de la confluencia de la calle del Príncipe con Urzaiz, pasaba por O Porriño, subía por San Colmado para continuar por Vincios y Valadares y concluir en Cataboi, en las proximidades de la plaza de As Travesas. Eran algo más de cuarenta los kilómetros que tenían que recorrer los participantes.

El firme del trazo había sido arreglado semanas antes por la delegación provincial de Obras Públicas, cuyo ingeniero jefe se mostró entusiasmado con la idea de la carrera. Ese mismo ánimo se extendió por distintas zonas de Galicia, de donde llegaron los conductores participantes. Todos tuvieron que pagar 15 pesetas para inscribirse. Finalmente la organización de la prueba limitó a 17 el número de automovilistas para reducir los riesgos durante su desarrollo.

Además, para tratar de equilibrar la potencia de los coches, la organización estableció cinco categorías, todas dotas con premios importantes. El ganador de la máxima cilindrada se llevaría un reloj-cronómetro de oro, y en las otras cuatro, una copa de plata y un par de gemelos de platino y brillantes.

Las medidas de seguridad fueron grandes para evitar atropellos. Guardia Civil, carabineros, municipales, «guardas jurado, peones camineros y somatenistas» cuidaban de que ningún coche ni peatón accediese al recorrido. A cada cierta distancia se había instalaba un puesto de la Cruz Roja atendido por camilleros y conocidos médicos de la ciudad, como Pérez Alcalde y los hermanos Álvarez Novoa. El sistema de seguridad competía en las calles con los puestos de venta de bebidas y comidas.

Así, el domingo 30 de agosto quedó interrumpido el tráfico de vehículos, animales y personas en todo el recorrido desde las siete de la mañana hasta las dos de la tarde. Desde las nueve de la mañana comenzaron a salir los vehículos en sus respectivas categoría. Tras el vehículo de la organización partió un automóvil de la Guardia Civil y, a partir de ahí, comenzaron las carreras. Secundino Esperón, Manuel Rodríguez Bonín y Rubén Méndez protagonizaron la competición dedicada a los coches de cuatro litros en adelante y con una carrocería de cuatro asientos como mínimo. Fue en esta primera carrera cuando se produjo el primer incidente. Al pasar por Puxeiros, el Delage de Bonín sufrió un pinchazo que le apartó de la competición.

Fue el pontevedrés Secundino Esperón, a bordo de un Chandler, quien primero cruzó la línea de meta, tras invertir en el recorrido 33 minutos y 34,5 segundos. Cuatro minutos más tarde pasaba Rubén Méndez, conduciendo un Hudson. En la tercera categoría, destinada a coches de 2,5 hasta 4 litros, participaron cuatro conductores, siendo Francisco Llamas, con un Hotchkiss, quien ganó la prueba, con un tiempo de 38 minutos. Fue seguido por Federico Canlonga.

La competición correspondiente a la segunda categoría, la que agrupaba a vehículos de menos de dos litros y medio, fue la más polémica. El ganador fue Carlos del Río, con un Talbot. Sin embargo, el conductor Andrés Figueroa, a bordo de un A.S., que había entrado en segunda posición, puso una reclamación ante el jurado de la competición. Acusó al ganador de la prueba de haberse cruzado dos veces ante su coche poco antes de O Porriño, impidiéndole continuar. El jurado desestimó la protesta y mantuvo los puestos de llegada.

Un coche volcado

Los incidentes más graves se produjeron en la quinta categoría, a la que podían acceder todo tipo de automóviles. El más grave de todos lo sufrió Gaspar Barreras con su A.S. Curiosamente se produjo en el lugar conocido como de A Retorta, poco después de San Colmado. Su vehículo volcó en una curva. Aunque el piloto pudo lanzarse a tiempo, su copiloto, Joaquín Pérez, quedó atrapado debajo del automóvil. En las proximidades de ese punto estaba instalado un puesto de la Cruz Roja, atendido por el médico Ángel Montes y los camilleros Ceferino Ribas y Manuel Rincón. Joaquín Pérez sufrió una fractura de la clavícula izquierda y del brazo del mismo lado. Tras los primeros auxilios, el copiloto fue trasladado a Vigo.

Hubo otro accidente en esta misma categoría, aunque de menor entidad que el anterior. Fue sufrido por Secundino Esperón, que ya había ganado en la cuarta categoría. En esta ocasión, cuando comandaba la carrera, al llegar al paso a nivel de O Porriño rozó con una piedra y vio obligado a parar para cambiar el neumático y fue adelantado por el resto de los pilotos. En años siguientes no se repitió la experiencia.