Los voluntarios de Cruz Roja: «Lo que nos da sentido como personas es ayudar a los demás»

ainhoa pérez VIGO / LA VOZ

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Lucía, Modesto, María Mercedes y Alfredo son voluntarios en Cruz Roja de Vigo..Lucía, Modesto, María Mercedes y Alfredo son voluntarios en Cruz Roja de Vigo.
Lucía, Modesto, María Mercedes y Alfredo son voluntarios en Cruz Roja de Vigo. Oscar Vázquez

684 personas desarrollan diferentes actividades para la oenegé en Vigo, desde animar a niños enfermos en el hospital a orientar a familias de acogida

29 ago 2024 . Actualizado a las 01:59 h.

Lucía Melchor, Modesto Solla, María Mercedes Vasquez y Alfredo Fornos no comparten ni generación ni procedencia. Sin embargo, hay algo mucho más fuerte los define y une como grupo: su motivación por ayudar a los demás. Los cuatro son parte de la red de voluntarios que Cruz Roja tiene activa en Vigo y su área metropolitana.

Lucía comenzó su trayectoria en la oenegé en diciembre del 2021 dentro del programa Pineo, el programa de preparación al voluntariado para los menores de edad. Ahora, con 20 años y siendo estudiante de Derecho, sigue ejerciendo sus labores de voluntaria en el proyecto de Animación Hospitalaria Infantil en el Álvaro Cunqueiro. «Al principio es un choque ver a niños ingresados», dice, pero con el tiempo consiguió entender que su función servía para distraerlos y hacer que se lo pasen bien durante unas horas a la semana. Aunque en la mayoría de sesiones juega o hace manualidades con ellos, lo que más les gusta es hablar: «Creo que estando allí solo quieren socializar y distraerse, con un contacto humano más allá del que tienen con sus padres o un médico». «Siendo voluntaria conoces realidades diferentes que dentro de tu círculo social no tienes. Además, de los niños aprendes muchísimo y es muy gratificante», apunta.

Lo mismo le ocurre a Modesto Solla, aunque su función es bastante diferente. Tiene 66 años, también estudió Derecho y trabajó como funcionario. Hace diez años decidió ser voluntario y siempre ha colaborado en acciones destinadas a personas mayores. «Comecei acudindo á casa dunha persoa que vivía soa para lerlle libros. Eses cinco anos foron moi bonitos», dice. Por su formación como abogado, en alguna ocasión también ha participado en talleres de orientación laboral. Sin embargo, lo que más le llena es poder acompañar a las personas de edad avanzada que no tienen tantos estímulos en su día a día: «É moi gratificante ver un sorriso na súa cara, son moi agradecidos». En estos momentos, Modesto participa en actividades en las que, además de leer, se organizan juegos de memoria, se canta y se comparten historias de vida. Considera que con su acción trata de paliar la soledad que observa: «Agora que estou xubilado, para min é unha gran satisfacción ser útil e intentar diminuír ese fenómeno».

María Mercedes Vasquez tiene 56 años y es abogada colombiana. En julio del 2023 comenzó su voluntariado en Cruz Roja en la ciudad. Forma parte del grupo de empleo y su labor consiste en realizar el informe sobre las personas que acuden a la oenegé para que les ayuden a encontrar un trabajo. A través de una entrevista individual, se encarga de conocerlo y se convierte en el filtro para que después se la pueda encajar en el itinerario de empleo más adecuado. La mayoría de las personas que María recibe en su servicio son emigrantes y provienen de situaciones complicadas en su país de origen: «Necesitan sentir que no son un trámite y yo les demuestro que nos importa su situación», explica la voluntaria. Ella acude todos los jueves a la sede de Cruz Roja en el Casco Vello para realizar esta labor y reconoce que le alegra la vida. «La gente necesita apoyo y empatía. Uno nunca sabe, algún día podemos estar nosotros del otro lado», apunta.

Como dice María, siendo voluntario es muy importante el papel de comprender al otro. Alfredo Fornos, tiene 66 años y se formó en magisterio y psicología. Durante su recorrido laboral se dedicó a la enseñanza de educación especial y orientación. «Cuando me jubilé quise intentar ayudar a la gente aprovechando mi experiencia», relata. Alfredo forma parte del programa de acogimiento familiar, en el que orienta a las personas que se prestan acoger a un menor en situación de riesgo. Considera que cualquiera puede ser voluntaria porque esta labor no es para compensar ninguna carencia personal, sino que está convencido de que «lo que nos da sentido como personas es ayudar a los demás». Es lo que explica su entrega desinteresada.

Enfundarse el chaleco rojo va más allá de la edad

La oenegé Cruz Roja de Vigo cuenta con 684 voluntarios en activo en la ciudad, que pertenecen a diferentes programas de la organización. El 68 % de ellas son mujeres y la mayoría se sitúan entre los 30 y los 50 años. Tras está franja, el segundo grupo lo lideran los mayores de 50 y el tercero ya son los menores de 30 años. Aunque para ser voluntario lo más importante es la actitud, además de las ganas, muchas veces se distribuye a las personas que se postulan para vestir el chaleco rojo, en función de las necesidades que la organización tiene en cada momento. Sin embargo, Cruz Roja ofrece diferentes tipos de voluntariados teniendo en cuenta la edad de la persona. Para los menores de entre 6 y 17 años, existe un programa llamado Pineo, que consiste en una formación inicial para poder ser voluntario. Estos jóvenes también se reúnen semanalmente y organizan actividades lúdicas e informativas. Para los que ya han cumplido dieciocho años, Cruz Roja cuenta en Vigo con diferentes programas divididos por disciplinas o áreas de acción: inclusión social, educación, empleo, salud, socorros y emergencias en eventos y medio ambiente.

El primer paso para ser voluntario es una entrevista personal que lleva a cabo el equipo de la oenegé. En algunas ocasiones la formación laboral o académica influye. Hay proyectos en los que se tiene que realizar una segunda entrevista, como en el caso del programa de Animación Hospitalaria Infantil, donde desde la organización buscan asegurar que la persona es la adecuada para poder tratar con niños y niñas.