Eva Piñel y su historia de película

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Campeona gallega de 1.500, comenzó a correr tras ser fichada a través de Instagram, compró una bici por Wallapop tras triunfar en el duatlón y ahora compagina los dos deportes con su clínica de fisioterapia en A Guarda

04 nov 2024 . Actualizado a las 11:41 h.

Si el día tuviera 30 horas, tampoco le alcanzaría a Eva Piñel Lorenzo (A Guarda, 1998): atleta del Celta centrada en el mediofondo, duatleta en el Delikia, empresaria, fisioterapeuta y siempre dispuesta a seguir formándose después de hacer un máster en psicología deportiva y fisiología. Y para completar su ajetreo de vida, también presta sus servicios profesionales en el UD Ribera, el equipo de fútbol de O Rosal.

La vida de Eva daría para un guion de película. Comenzó en el deporte a los tres años con el atletismo por bandera, con sus padres inscribiéndola en las carreras populares de la zona. También le tiraba mucho el tenis e hizo sus pinitos en el baile. «Yo necesitaba movimiento».

Años después, los estudios le llevaron a Madrid, donde cursó Fisioterapia. Durante mucho tiempo, Piñel Lorenzo estuvo entrenando por su cuenta pero en cuarto de carrera, después de ganar una popular rompepiernas en A Guía, en la primera semana de clases le comunicaron que se iba a celebrar el cros universitario de Comillas y que podía ir como fisio o como atleta. Eligió lo segundo y terminó ganando sin darse cuenta. «Fui poco a poco, me encontraba bien, pero pensé que la primera se había escapado y cuando llegué, mis compañeros comenzaron a gritar y me mantearon», recuerda todavía con emoción años después.

Ese triunfo le animó a ir a más croses y en casi todos ellos se subió al podio, un dato que no pasó desapercibido para el Cervantes, un club de Alcalá de Henares que le hizo una oferta vía redes sociales. «Me escribieron por Instagram, yo pensé que era un fraude, pero era en serio». Con ellos fue a su primer campeonato de España absoluto en la modalidad de relevos mixtos. Fue a correr con sus zapatillas normales, no las de cros. «El entrenador me dijo si en serio iba a correr con eso, pero no tenía otra cosa. Hice una posta increíble, salí embalada y me encantó», recuerda.

Al duatlón también llegó por la vía universitaria y con otra historia que contar. Un compañero la animó a probar y le prestó toda la equipación, bici incluida. Entrenó en bicicleta de carretera durante tres semanas y se lanzó para completar equipo. «Me gustó y se me daba bien, pero luego vino la pandemia y lo cortó todo».

Cuando comenzaron a levantarse las restricciones Eva Piñel volvió a la carga. Les pidió a sus padres una bici como regalo de fin de carrera y Wallapop se la trajo a casa. «Con esa bici hice mi primer campeonato de España de duatlón, en categoría de edad, y con ella gané el Nacional sub-23. Era un poco antigua, me fallaban los cambios y en una cuesta tenía que mira para el piñón porque me saltaba de golpe, pero gané». Al margen del deporte, Eva se declarada una enamorada de la bici. «Me ha dado muy buenos momentos, es muy social, hice muchas amistades».

El pasado mes de septiembre, abrió una clínica de fisioterapia en A Guarda al tiempo que comenzó a colaborar con la UD Ribera y lo hace en todas las categorías. «Al principio, era para el equipo sénior, pero los niños se lesionan muchísimo», dice entre risas. ¿Y con tanto trasiego, cómo se organiza? «Pues no lo sé», dice.

Ganarse la vida como autónoma no le quita un ápice de interés por el atletismo. Si entrena en A Guarda, trabaja hasta las 10 de la noche y aprovecha los huecos libres para prepararse. «Hago rodillo o aprovecho la elíptica que tengo en casa para despejarme por la noche». Si le tocan series en Balaídos, cierra a las cinco, pasa la mopa a todo trapo y se sube al coche para estar a las siete en las pistas en donde le espera su pareja, que en estos momentos oficia también de entrenador. «Me gestiona la carga del mejor modo posible y tira mucho de mí», dice la polifacética Eva.

«Hay días que, de camino a Vigo, me pregunto qué necesidad tengo, pero llegar a la pista y estar con la gente es como si me olvidara de la clínica y llego a casa súper relajada. Creo que sin el deporte lo llevaría peor». Duerme entre seis y siete horas. La agenda no le permite más. Pese a todo, esta temporada seguirá compaginando el mediofondo con el duatlón, que confiesa que le encanta, con el atletismo, que cada vez le gusta más. «Este año, con lo que prepararemos de pista cubierta, haré unas semanas de bici específicas y luego a ver qué hacemos en el estatal de duatlón, que el año pasado no pude ir».

Eva, que mide 1,81, se centra en el 1.500 metros, una carrera muy táctica que está descifrando. «Estamos apostando por el milqui porque necesito trabajar por lo bajo» para más adelante buscar el 5.000. «Mi padre y mi pareja están empeñados en que soy fondista». No obstante, en el 1.500 ya ha sido semifinalista del campeonato de España de pista cubierta y aire libre, además de campeona gallega por partida doble. También ganó el 5.000 autonómico en ruta y se quedó a las puertas del podio en el estatal del 10.000 sin apenas preparado. Además, estuvo con la selección gallega en la estatal de federaciones.

Lo que tiene descartado es el triatlón. «Completé equipo, pero nado muy mal. No me da la vida para tener una disciplina más. Me llama todo lo atención, pero no puedes llegar a todo». Llega a mucho más y no tiene pensado parar.