Raúl Ben: de OT a montar un estudio en casa de sus abuelos que sirva de refugio a los artistas

Ainhoa Pérez O PORRIÑO / LA VOZ

VIGO

Coral Alonso

En el 2019 tomó la decisión que cambiaría el rumbo de su futuro. «Decidí utilizar mi habitación en la casa de mis abuelos en O Porriño, en la que viví hasta que cumplí doce años, para montar mi pequeño estudio»

08 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

 Comenzó a tocar la guitarra y el piano con trece años, con dieciocho se matriculó en Derecho para acabar graduándose en Magisterio y estuvo a punto de entrar en Operación Triunfo en el 2018. A pesar de haber compaginado la música con otros trabajos durante años, Raúl Ben puede decir ahora que ya trabaja exclusivamente en su proyecto.

Raúl siempre tuvo claro que su gran pasión era la música. Uno de sus primeros proyectos fue producir para la cantautora ponferradina Carla Lourdes. Durante años se formó a través de cursos y de manera autodidacta en producción audiovisual y fue con Lourdes cuando pudo comenzar a profesionalizarse.

En el 2019 tomó la decisión que cambiaría el rumbo de su futuro. «Decidí utilizar mi habitación en la casa de mis abuelos en O Porriño, en la que viví hasta que cumplí doce años, para montar mi pequeño estudio». Este espacio marcó el inicio de su proyecto actual, Ginkgo Music Studios.

Gracias al boca a boca y a las redes sociales, consiguió hacerse un hueco entre los artistas locales e incluso de fuera de Galicia. Tras haber sido profesor tenía claro que su objetivo siempre había sido poder vivir de la música. Ahora que lo ha conseguido ya piensa en el siguiente paso. «Siempre me ha gustado ayudar a los demás en sus proyectos», y por eso su gran ilusión es construir una casa-estudio en la que tener un lugar donde poder grabar, además de zonas en las que los artistas puedan reunirse y trabajar al estilo de un coworking. «Ya tengo la finca y en enero del 2025 comenzaremos a dibujar los planos», apunta.

Fue con Carla Lourdes con quien logró masterizar una de sus canciones en los míticos estudios de Abbey Road en Londres. En ese proceso, el ingeniero de sonido solo les hizo una pregunta: «¿Qué mejoraríais de la canción?». Tras su respuesta, estuvieron viendo cómo trabajaba durante cuarenta y cinco minutos. «Fue poco tiempo, pero aprendí mucho y estar allí dentro fue una experiencia brutal. Al salir lloré de la emoción».

Estos último años produciendo y componiendo para otros artistas, han hecho que su proyecto personal como artista haya quedado en un segundo plano. Aún así, Raúl asegura que el próximo año «saldrán cosas». Antes de emprender su camino como productor, en el año 2018, decidió probar suerte en el programa Operación Triunfo. «Llegué al último casting en Barcelona». A pesar de que su carrera musical es en solitario, cuando comenzó siempre estuvo ligado a una banda. Fue con su grupo, Dharma, cuando se subió al escenario para tocar la guitarra junto a Rozalén en las Jornadas Sabina en Úbeda. «Los finalistas podían tocar la última canción con ella. Me dejó la guitarra su productor». De la experiencia junto a la artista albaceteña aprendió una lección de la que no se va a olvidar: «No por ser famoso tienes que ser imbécil». Asegura la artista es muy cercana y generosa. Raúl siempre lo ha tenido claro: «La música es algo para compartir no para competir».

En estos tiempos en los que la inteligencia artificial llama a las puertas del arte, y donde las redes sociales lo aceleran todo, Raúl Ben aboga por una producción y consumo musical más pausado y consciente. «Las canciones de antes van a ser eternas porque los músicos no estaban pendientes de gustarle a todo el mundo o de encajar en las modas». Con Ginkgo Music Studios, su objetivo es conseguir que los artistas no pierdan su esencia y aportar su grano de arena. «Para mí, lo más importante es la letra y que haya un mensaje. Creo que la falta de mensaje es uno de los problemas de hoy en día».