Una nueva tecnología para que Sara se pueda comunicar con su mirada

VIGO

M.MORALEJO

Con el nuevo sistema de Apamp podrá iniciar conversaciones con los ojos

19 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Sara sonríe. A su lado, su madre, Cristina Hidalgo, y la logopeda de la Asociación de Familias e Persoas con Parálise Cerebral (Apamp), Andrea Castañeda, también. «A ver, ahora quiero ver el arcoíris», dice Andrea. Con algo de esfuerzo, Sara posa la mirada en un recuadro de una pantalla que tiene enfrente. Una ruedita de carga y, después, un gran arcoíris parpadea sobre unos niños que juegan en un parque. Es una imagen fija con cuatro opciones a cada lado que se activan cuando Sara las mira unos segundos. «¡Muy bien! ¿Quieres qué haga un vídeo y se lo mandamos a Antonio?», pregunta su madre. Sara vuelve a activar el arcoíris. Le tiene un cariño especial a Antonio, el fisioterapeuta que la trató en el hospital cuando era niña.

«Estoy muy contenta. Esto puede ser un antes y un después para mi hija», dice Cristina, mientras Sara sigue seleccionando efectos con la mirada. Está sentada en su silla de ruedas frente a la pantalla. «Es de las primeras en probar este nuevo sistema de comunicación», explica Andrea. Se trata de un innovador programa que trabaja con un sistema de acceso ocular más avanzado que los que había hasta ahora. Llegó a Apamp en diciembre en colaboración con la Confederación Aspace y la Fundación Ibercaja y ya lo han podido probar tres personas usuarias. «Este sistema se adapta mejor a personas con parálisis cerebral», indica el responsable de autonomía personal y nuevas tecnologías de Apamp, Antón Fernández.

En el programa hay juegos simples. Andrea orienta a Sara mientras utiliza la pantalla y le indica a dónde debe mirar. «Ahora vamos a seleccionar estas burbujas», dice. Sara interactúa con Dilbert, un perro al que puede dar de comer salchichas o acariciar, también pinta, da vida a imágenes fijas como hace con el arcoíris o, incluso, puede llegar a plantear preguntas o iniciar conversaciones. «Es una esperanza, pero hay que ir poco a poco», insiste su madre. Sara tiene que entrenar. Acostumbrarse a usar el programa y, también, adaptar su mirada a él. «A ella le cuesta un poco más seleccionar las opciones de la derecha», indica su logopeda. «Tenemos que ir trabajando. Primero, con aplicaciones de causa-efecto», indica Andrea. Es decir, Sara está aprendiendo que cuando posa la mirada en una de las herramientas sucede algo y, por ejemplo, utilizando este sistema podrá «decir que le apetece para merendar a partir de una foto», explica la logopeda de Apamp que la acompañará durante el proceso.

Al lado de Sara y su madre, también en su silla con pantalla, está Patricia. Otra usuaria al que este nuevo sistema de comunicación le abre nuevas puertas. Ella aún conserva movilidad de una mano y se comunica a través de un mando con el que selecciona imágenes o frases. «La tecnología avanza y con ella también la esperanza», desea Cristina.

«Que me pueda decir si quiere o le duele algo sería un antes y un después en nuestra vida»

En casa, Cristina se comunica con su hija con gestos. Para negar algo Sara mueve a la cabeza a un lado y para afirmar sonríe. Solo puede responder a preguntas. No tiene la capacidad de iniciar una conversación. Este nuevo sistema se lo permite. La aplicación tiene una pestaña en la que se pueden seleccionar celdas que contienen preguntas, frases y palabras. Si Sara aprende a usarlos «sería un antes y un después en nuestra vida», reconoce su madre.

«A mí lo que más me gustaría es que pueda decirme lo que le duele», dice Cristina. Ahora, por ejemplo, cuando quiere saber si a Sara le molesta algo le va preguntando por zonas concretas de su cuerpo, pero «no puedo saber si tiene un malestar general». Por eso, cuando le dijeron que su hija iba a probar el sistema «me llevé una alegría gigante». Hasta ahora, no tenían ningún sistema de comunicación directa. El más parecido que probaron era uno en el que Cristina grababa varios mensajes y Sara podía reproducirlos, pero «no era muy eficaz», lamenta.

Mientras Cristina habla, Sara vuelve a activar una celda en un juego de dibujos. Una espiral azul se divide por la pantalla con un hilo musical. «La animación y la melodía ayudan a estimular el proceso. Es un poco lo que decíamos antes, un sistema de causa efecto», indica Andrea. «La verdad es que va bien. Hay que seguir trabajando, pero va bien. Además, me gusta lo de la música porque a Sara le encanta», explica su madre. ¿Qué grupos le gustan? «Pues es muy fan de Melendi y de Camela», responde entre risas. Sara también sonríe mientras juega. Ahora, se esfuerza para tratar de conseguir activar alguna de las pestañas del lado derecho de la pantalla, las que, por ahora, «le cuestan más», concluye su madre.